Al llegar a Abeleiras, antes de la rotonda, existe un grupo de casas rodeadas por la parte de abajo por una pequeña y tosca pista que sin embargo tiene un nombre grandilocuente: Thomas Price. Es el recuerdo de que en ese lugar se levantó la primera fábrica de loza de Galicia. Un trabajo del historiador Antonio Meijide Pardo reveló que la primera fábrica gallega de loza no fue la de Sargadelos sino una casi desconocida que montó un inglés de Bristol en la parroquia de Dorneda en Oleiros, municipio que a pesar de su topónimo no conserva ningún alfar.

La ceramista Susana González, que en 2009 organizó el congreso nacional de ceramología en Oleiros, realizó un valioso trabajo de investigación sobre aquella misteriosa fábrica oleirense de la que no se conserva ninguna pieza y que sólo duró doce años. "Se desconoce su nombre comercial, su cuño o firma si lo hubo, su decoración... Un enigma", constata González.

"Mi madre es la que se acuerda de que de pequeña jugaba con otros niños ahí al lado con un montón de trozos de cerámica y unas ruinas. También se acuerda de que en la esquina había una casa, construida de forma muy diferente a otras, que le llamaban la casa do inglés", explica Juan José Muñiz Bello, que reside a escasos metros de la zona donde se ubicó la fábrica. "Lo único que se conserva de la fábrica son partes del muro, que se incorporaron a la casa nueva que se construyó en el lugar", añade Muñiz.

Sargadelos se fundó en 1803 y la fábrica de loza de Dorneda, según Meijide Pardo, ya estaba funcionando en 1799 para fabricar cerámica "estilo talavera". Según registra Meijide Pardo, ese año ya empezó a "moler piedras y verniz y más cosas necesarias a su fábrica de loza fina, comenzando la elaboración de cerámica". En 1804 Price logró el permiso para el uso de agua con el fin de "amasar los barros", según figura en un acta notarial.

En 1813 Thomas Price murió y se hizo inventario de la fábrica de Dorneda, por lo que se constató que fabricaba pocillos, jícaras, jarras, tazas, fuentes... Contaba con cuatro hornos y un molino para moler el jaspeado. Al aparecer en el inventario que usaba plomo y estaño y seixo branco, la ceramista Susana González apunta que las piezas de cerámica de Oleiros tenían que ser blanquecinas. Price era de Bristol, con gran tradición de producir loza de calidad, por lo que González cree que pudo hacer en Dorneda piezas similares, estampadas. González, al hablar con vecinos de Dorneda, algunos le dijeron que recordaban ver piezas blancas con algo de azul.

Esta ceramista logró fotografiar restos cerámicos obtenidos en una cata realizada cerca del castro de Xaz en 2003 (dirigida por Otilia Prado), que está casi al lado de donde se ubicó la fábrica de Thomas Price. Son fragmentos de cerámica blanca, unos con trazos de color azul y amarillo, pero sin que se pudiese confirmar si pertenecían a la producción de los hornos de Abeleiras. Esta experta relata que la constatación de gran cantidad de piezas defectuosas salidas de la fábrica, a causa de la falta de un "verdadero ceramista", pudo ser una de las causas de su cierre en 1812.

A pesar de que Price podía distribuir por las poblaciones de la comarca, e incluso exportar, desde el Concello de Oleiros se hizo un llamamiento para que si alguien tenía piezas antiguas permitiese fotografiarlas pero en ninguna apareció un cuño o algo que permitiese confirmar su procedencia de los hornos de Abeleiras.

Susana González cree que la próxima construcción de la urbanización del campo de golf de Xaz, casi al lado, será una oportunidad de que puedan aparecer, en las excavaciones, más fragmentos cerámicos pues los escombros de la antigua casa do inglés y de la fábrica se depositaron en una finca cercana al castro

Para González es imprescindible realizar un "proyecto arqueológico" en la zona de Xaz como "última oportunidad" para encontrar piezas de la primera loza fina de Galicia.