Traspasado el ecuador del ejercicio, la Consellería de Cultura sigue sin fijar un plazo para la reapertura del pazo de Meirás, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2008 y que abrió por primera vez al público en 2011 tras una larga batalla judicial. La Xunta consiente un año más que los herederos del dictador incumplan el régimen de visitas a Las Torres, que por ley tiene que abrir al menos cuatro días al mes.

En respuesta al BNG, la Xunta alega que ha solicitado a los propietarios el calendario de visitas y que está a la espera de obtener una respuesta de la familia, a la que ha recordado por escrito su obligación de abrir el pazo. El inmueble, de finales del siglo XIX, residencia de Emilia Pardo Bazán y regalado posteriormente al dictador tras una cuestación forzosa, continúa cerrado a cal y canto. La Xunta no ha abierto un expediente a la familia por cerrar el pazo durante los seis primeros meses del año.

En su respuesta parlamentaria a los nacionalistas, la Consellería de Cultura asegura que no renovará el convenio con la familia y que no colaborará más en el pago de la seguridad, como hizo en los últimos años a través de unos convenios de colaboración que, denuncian los nacionalistas, no se benefician los propietarios de otros inmuebles declarados BIC.

El BNG criticó ayer este "trato preferente a los descendientes del general golpista" y aseguró que las arcas públicas han desembolsado hasta 53.000 euros para afrontar parte de los gastos de seguridad que le correspondería afrontar únicamente a los propietarios.

Los nacionalistas y la Comisión pola Recuperación de la Memoria Histórica exigen la apertura inmediata de Las Torres. Pronto llegará agosto, mes de veraneo de los Franco en Meirás y, de no tomarse medidas, el pazo se abrirá para ellos sin que ningún visitante haya podido adentrarse en el recinto. El Gobierno local de Sada no se ha pronunciado en todos estos meses sobre el cierre de Las Torres que es, en opinión del BNG, "un importante foco de atracción de visitantes".