Satisfechos, pero expectantes. "Como gatos escaldados". Así aseguran sentirse los afectados por la expropiación de Costa Áncara, ahora Costa Miño Golf, tras una larga odisea judicial que concluye ahora con un auto de ejecución que obliga al Concello a resarcirles por la expropiación de sus terrenos. Ha pasado más de una década desde que arrancó el intrincado proceso urbanístico y los afectados se resisten a echar las campanas al vuelo.

"Estamos pendientes de los movimientos del Concello", explicaba ayer su portavoz, Santiago González. Este afectado admite que el pronunciamiento del Alto Tribunal es un "paso muy importante", pero años de batalla, de recursos y recursos, le han enseñado a ser prudente. La asociación de afectados tiene previsto reunirse en los próximos días para debatir los pasos a dar ahora que la Justicia ha despejado la última incógnita y se mantiene abierto a sentarse a una mesa con el alcalde, Jesús Veiga, para acercar posturas. "Estamos dispuestos a negociar los pagos", avanza. De momento, el Ejecutivo municipal no se ha puesto en contacto con ellos. Como paso previo, el Gobierno local analizará todas las posibilidades a su alcance, desde pedir una línea de crédito, a incautar más avales o embargar a la empresa.