Es tan extraño, singular y chocante que hasta los arquitectos hablan del asombroso montículo de la finca de Nós en su proyecto de construcción del futuro colegio de Infantil y Primaria y lo denominan como "zigurat", por su forma similar a las construcciones triangulares mesopotámicas.

Esta singular pirámide tiene unos diez o doce metros de altura y se accede a la cima por un camino en forma de caracol que bordea toda su falda, a modo de terrazas o socalcos. Varios árboles, y sobre todo un gigantesco castaño en la cumbre, ocultan este precioso zigurat de la vista de los viandantes y conductores que circulan por la calle Alexandre Bóveda. La limpieza de esta parcela la pasada semana ha permitido acceder más fácilmente a este montículo y al espectacular bosque de avellanos, acacias negras, olmos, arces y castaños que están a sus pies, con un suelo alfombrado de hiedras y restos de hojas. Todo este espectacular paisaje desaparecerá para ubicar el colegio. La rotonda de acceso al centro se situará precisamente donde se ubica el zigurat.

"Se trata de una acumulación de tierras escalonada en forma de zigurat cuya finalidad parece ser que consistía en divisar la ciudad de A Coruña desde su cima", señalan los autores del proyecto del centro educativo, que hasta encargaron un informe geotécnico para conocer si esa pequeña montaña estaba hueca o si recubría alguna construcción, para poder concretar su origen y su utilización.

"Se trata de un material excavable", una "acumulación sin valor especial y carece completamente de interés", fue la conclusión de los arquitectos, que en el proyecto recomiendan su eliminación también porque "puede resultar contraproducente mantener esta acumulación de tierras ya que podría entrañar algún tipo de riesgo para los escolares u otros usuarios del nuevo centro docente".

El zigurat, en la esquina norte de la parcela, será desmontado para ejecutar el acceso al nuevo recinto y habilitar una glorieta para permitir los giros del autobús escolar. Los arquitectos, al igual que algunos vecinos de la zona, creen que este montículo se construyó en su día para contemplar el paisaje, con A Coruña y hasta el mar visibles al fondo. Hoy en día no se ve nada por el elevado porte del arbolado.

Otros vecinos creen sin embargo que este impactante zigurat era "la bodega" de los dueños de la finca, aunque se ha comprobado que no está hueca. La hija de los antiguos caseros de los hermanos Tenreiro recuerda que cuando era pequeña solía jugar en este montículo. "Es una montaña en forma de caracol. Creo que no fue nunca bodega, o si lo fue, después de la Guerra Civil ya no", explicó Isabel Ponte.

La finca Tenreiro de Nós fue una majestuosa propiedad con más de tres hectáreas de superficie. Una parte fue segregada y es de la familia de los caseros y otra es la parcela de algo más de 11.000 metros comprada por el Concello para el colegio. La casa familiar hoy son ruinas, aunque está catalogada por el plan general así como parte de su arbolado. Se mantiene su portón de forma del año 1875. La propiedad es de la Fundación Tenreiro, que posee en A Coruña una guardería y un centro de día.