Los cabecillas de la banda, José Manuel y Jesús, dos hermanos naturales de Boimorto con varios antecedentes penales a sus espaldas, urdieron el plan durante más de tres meses. El líder, que había sido condenado por homicidio, había participado ya en otras ocasiones en extorsiones. También su hermano, aunque en menor medida. La granja de los padres de Isabel, novia de uno de ellos, les proporcionó el escondite perfecto. Uno de ellos era el encargado de custodiar al rehén junto a otro hombre y la supuesta connivencia y colaboración del matrimonio de sexagenarios. En el registro de la casa, la Guardia Civil solo halló una pistola de pequeño calibre.