Un monumento funerario megalítico de unos 6.000 años de antigüedad, pero dotado de lo último en tecnología médica que puede salvar vidas: un desfibrilador semiautomático portátil que incluso realiza electrocardiograma. Si surgió la polémica el mes pasado porque algunos apuntaban que el alcalde de As Somozas podría haberse recuperado del infarto si hubiese desfibrilador en el campo de fútbol en el que veía el partido, en el dolmen de Dombate en Cabana de Bergantiños están preparados para tratar de evitar un episodio similar con un posible visitante al recién estrenado museo.

La Diputación, que ya contaba con equipos desfibriladores en sus edificios principales, ha extendido su presencia, con el nuevo equipo de Gobierno, incluso a los monumentos de su titularidad, lugares con gran afluencia de visitantes y que podrían registrar algún episodio de parada cardíaca.

El organismo provincial contaba en 2010 con siete desfibriladores situados en el Palacio Provincial, la biblioteca, el edificio administrativo de la calle Archer Milton, el complejo de La Milagrosa, el parque móvil y el pazo de Mariñán.

Con el nuevo Ejecutivo provincial se ha ampliado esta cobertura ya que el objetivo es que todas las dependencias de las que es titular el ente provincial dispongan de este equipo, que ha llegado al teatro Colón o al Conservatorio.

Entre las últimas adquisiciones se encuentran desfibriladores para el dolmen de Dombate y para el monasterio de Caaveiro. Estos desfibriladores portátiles están equipados con una batería recargable y tienen un precio de unos 1.600 euros.

Los contratos de seguridad y vigilancia de los monumentos propiedad de la Diputación exigen por lo tanto que los vigilantes contratados acrediten conocimientos de primeros auxilios y certificación que pruebe que han realizado los cursos que los habilitan para utilizar los desfibriladores.