Las peleas y detenciones que enturbiaron la primera jira de Os Caneirospeleas detenciones enturbiaron la primera jira de Os Caneiros han reabierto, un año más, el debate sobre el rumbo que ha tomado una romería que muchos betanceiros recuerdan con nostalgia. Vaya por delante que se trata de episodios aislados, puntuales y que la mayor parte de los asistentes disfrutaron de una jornada agradable, ya sea al modo tradicional, a bordo de lanchas con familiares o amigos, o en ese botellódromo instalado a los márgenes del río.

Las camisetas hechas jirones y las duchas de vino se han convertido en otra postal de una romería que genera opiniones enfrentadas. Los defensores de la tradición no ocultan su malestar por las riadas de jóvenes que han convertido esta fiesta en un botellódromo botellódromoal aire libre. Los partidarios de regar el festejo con miles de litro de tinto defienden que ambas tendencias son compatibles siempre y cuando prevalezca el respeto.

Controversias aparte, hay imágenes que hablan por sí solas. Sin entrar ya a analizar las peleas pandilleras que solo pueden provocar sonrojo; hay una imagen dolorosa que va camino de convertirse en un clásico de Os Caneiros que provoca en betanceiros y visitantes una lacerante sensación de bochorno: las montañas de basura que dejan un año más los festejos en el campo y el cauce del río Mandeo.

Este entorno natural en el corazón de As Mariñas e incluido en la reserva de la biosfera se convierte todos los años por estas fechas en un enorme vertedero a cielo abierto. Pueden verse hasta carritos de la compra tirados en el lecho del río. Una imagen deplorable que todos los años critican Concello, vecinos y ecologistas. Estos últimos han editado un vídeo que habla por sí solo y que contrapone el estado habitual de esta zona de ribera con el cúmulo de basura de todo tipo que ensucia el campo y el cauce.

La asociación Amigos de los Ríos de Betanzos alzó ayer nuevamente la voz para denunciar el estado de suciedad en el que queda el Mandeo y su entorno tras la fiesta. El colectivo reclama más concienciación y un plan de protección y prepara una jornada reivindicativa de limpieza colectiva.

Los operarios se afanan estos días en recoger la basura y el Concello expresó ayer nuevamente su repulsa por los incidentes que, un año más, destiñen los festejos. Son "hechos aislados", recalca, "que no representan en absoluto el espíritu de esta tradicional romería". Vamos, que los dispositivos de emergencias y seguridad se quedan cortos si los participantes no traen el civismo de casa.