"Los de Meixigo se van a enterrar a Cambre, pero vienen a misa a San Lourenzo", relata el presidente de la asociación de vecinos O Castro de San Lourenzo, Carlos Amoedo, para ilustrar la paradójica situación de un topónimo desdoblado en dos lugares: una parroquia y un núcleo inserido en la actualidad en otra parroquia vecina. Meixigo aparece incluido en la parroquia de Santa María de Cambre "desde las primeras normas subsidiarias de urbanismo, de los años 80", apunta Amoedo, en lugar de figurar como parte de la parroquia del mismo nombre, San Lourenzo de Meixigo. Añade peculiaridad a esta división parroquial que Meixigo esté separado del resto de la parroquia de Santa María por el río Mero, cuando "tradicionalmente las divisiones se realizaban de acuerdo a los accidentes geográficos", apunta Dani Carballada, vecino del núcleo cambrés.

Confusiones postales cuando cambian al cartero en la zona o reivindicaciones de identidad territorial aderezan la relación entre los homónimos, que Amoedo y el presidente de la asociación O Palco de Meixigo, José Manuel Ferreiro, coinciden en definir como "muy cordial". "Yo desde que me casé, hace seis años, vivo en San Lourenzo", confiesa Ferreiro, quien cuestiona, sin embargo, que una reunificación pudiese cuajar: "No se podrían juntar los dos pueblos porque habría gente a la que no le parecería bien. La gente de Meixigo es de Meixigo y la de San Lourenzo, de San Lourenzo. No se podrían unir las dos asociaciones de vecinos, por ejemplo".

Núcleo y parroquia comparten, además de nombre, una reciente revitalización de sus respectivas entidades vecinales tras años de parón. Los vecinos han vuelto a celebrar sus fiestas, planear actividades y reclamar mejoras para sus respectivos núcleos con Ferreiro y Amoedo al frente, quienes encarnan una nueva coincidencia: sus padres fueron también presidentes de las respectivas asociaciones. En San Lourenzo, la urbanización de la parcela en que se encuentra el local social constituye una prioridad para dejar de supeditar su actividad al capricho de la lluvia. La parroquia reclama también que el Concello la tenga más en cuenta en su programación de actividades, explica Amoedo. Meixigo, por su parte, centra sus demandas en que se acabe el local de la asociación, crear un parque infantil y construir aceras.

La recuperación de la "solidaridad" y la contribución para facilitar a los mayores la realización de actividades suponen las dos aportaciones más importantes de las asociaciones de vecinos para Carlos Amoedo. Recuperadas las entidades, el representante de los vecinos de San Lourenzo apunta como objetivo de futuro al estudio de la historia del topónimo común con el núcleo vecino, que ni él ni Ferreiro conocen. "Algún día tendremos que solventar la cuestión y hacer un estudio. No sé a qué se debe pero eso tiene que tener alguna historia. Es una cosa bastante misteriosa", afirma Amoedo.