Solo queda uno. Y no encuentra pareja. Es el alarmante diagnóstico que hacen los ornitólogos sobre la situación del escribano palustre en el humedal de Sisalde, el principal refugio de este ave en peligro de extinción en toda la reserva de la biosfera. "En 2007 había tres parejas en Barrañán. En 2014 solo hay constancia de un macho que busca pareja pero que no se reproduce. Estamos asistiendo a su extinción en nuestro entorno", lamenta el experto naturalista Sergio París.

Este pájaro discreto, que no pesa ni 25 gramos y podría tejer su nido en la palma de una mano, está emparentado por su singularidad con el águila imperial. Comparte con esta rapaz su condición de rara avis, de especie amenazada por los cambios que el ser humano ha introducido en su entorno.

El abandono de las actividades agrarias, las talas, la proliferación de vertederos incontrolados y las especies exóticas invasoras en los humedales son algunas de las causas del declive de una de las especies más amenazadas de la península ibérica. La Xunta aprobó hace dos años un plan de conservación de este ave que, al menos en la reserva de la biosfera no ha dado sus frutos.

Los expertos critican la ausencia de inversión en investigación y la "absoluta falta de gestión de los humedales gallegos". No hay fórmulas mágicas, pero sí propuestas.

Los ecologistas reunidos en la Semana da Custodia do Territorio que organiza la Fundación Fragas do Mandeo con la colaboración del Grupo de Desenvolvemento Rural As Mariñas-Betanzos reclamaron nuevamente una apuesta decidida de la Administración por proteger los humedales y otros enclaves que pueden dar cobijo al escribano, como la ría de Betanzos o Cecebre.

"Ahora mismo no está presente, pero cualquier actuación que se desarrollase en estos lugares debería someterse a una declaración de impacto ambiental", incide Sergio París. Los colectivos ecologistas reclaman nuevamente más apoyo en la erradicación de las especies invasoras, la segunda causa de pérdida de biodiversidad del planeta.