Una sentencia le ha dado la razón y ha reconocido su derecho a haber sido subrogada en el servicio de ayuda a domicilio de Sada. Ana Lopo, delegada por Comisiones Obreras en el "interminable" conflicto entre la concesionaria y el Concello, se muestra satisfecha por esta victoria que llega "tras un calvario de tres años" y que, espera, sirva para allanar el camino a otros trabajadores en situaciones similares.

"Si sirve para que no vuelva a repetirse esta situación y que la gente no pase por esta tortura, por mi gloria", asegura esta trabajadora, que espera desde hace seis meses que la concesionaria provisional, Bogar, acate la condena y le pague "de una vez" la indemnización.

Su triunfo le ha valido, de entrada, el reconocimiento del pleno. Todos los grupos, salvo el PP, suscribieron en la última sesión una moción de apoyo y solidaridad a las quince trabajadoras que se quedaron en la calle tras trabajar sin cobrar durante siete meses y que, pese a las promesas, no fueron subrogadas en la adjudicataria definitiva. El Gobierno local evitó respaldar la moción del BNG porque no dejaba precisamente en buen lugar su gestión en este proceso. El alcalde, Ernesto Anido, se negó a aceptar la menor crítica a su proceder en el conflicto. Su defensa choca de lleno con las feroces críticas que le dedica la ya exdelegada sindical. "El alcalde pudo, pero no quiso y eso no se lo perdono. ¿Por qué no siguió el ejemplo de Arteixo, que si subrogó a las empleadas? Él lo único que hizo fue tomarnos el pelo sistemáticamente. Lo único que yo recibí del señor Anido fueron mentiras. Me dijo mil veces: 'Ana, trasmite a tus compañeras paciencia, todo se va a arreglar'. 'No os preocupéis, la empresa os va a coger, lo hemos puesto en el pliego'... Anido no debió permitir nunca lo que pasó, tenía la ley en la mano, pero miró para otro lado y nos dejó tiradas", censura esta exempleada, que asegura que el alcalde "ni siquiera" se puso en contacto con ellas cuando se adjudicó definitivamente el servicio: "No habló con nosotras para nada".

Ana Lopo recuerda que la plantilla puso en aquel momento "todas las facilidades del mundo para ser subrogada". "Estábamos tan desesperadas que renunciábamos a las siete mensualidades, solo queríamos trabajar, pero el alcalde se limitaba a pedirnos paciencia y de paciencia no se come", critica.

Tras meses trabajando sin cobrar, esta vecina de Sada asegura que se vio obligada a pedir ayuda a su familia. "Yo quiero vivir de mi trabajo y durante muchos meses tuve que vivir de mi padre, tuvo que exprimir su pensión. No hay derecho a eso. ¿Qué clase de ejemplo le he dado a mi hijo?".

Ha conseguido otro empleo, pero se indigna al recordar las "noches en vela" que pasaron ella y sus excompañeras. "No hay nada que pague el calvario que pasamos", asegura. Ana espera aún a que la concesionaria provisional le pague la indemnización que ha fijado la Justicia. "Bogar tiene guardada la sentencia en un cajón. Si tiene algo de vergüenza que me pague ya", exige.

Su sentencia ha sido la primera en dar un vuelco al conflicto laboral; pero hay más. La Justicia, en primera instancia, ha reconocido el derecho de otras dos extrabajadoras a ser subrogadas en la concesión definitiva, según han informado los servicios jurídicos del sindicato.