Noviembre de 2010: el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, anuncia en una asamblea de Alternativa dos Veciños en la que se proclamó precandidato para las municipales que en 2011 se construiría en la urbanización del campo de golf de Xaz un hotel de cinco estrellas y en 2013 precisó que sería un chateau, un tipo de mansión francesa en el rural. Mayo de 2012: García Seoane anuncia en un pleno que el futuro hotel de lujo, de cinco estrellas, que sustituirá al antiguo Maxi de Santa Cruz tendrá un efecto para Oleiros como tuvo "el Guggenheim para Bilbao". Enero de 2015: en Xaz no hay ni hotel ni campo de golf ni empezaron aún las máquinas a trabajar; y en Santa Cruz los propietarios del Maxi apuestan ahora por unos apartamentos o apartahoteles, no se sabe de cuantas estrellas.

Oleiros está entre los diez primeros concellos de Galicia por población pero por ahora se le resisten los hoteles de lujo y no logra un cinco estrellas para competir con A Coruña, el único municipio de la comarca que tiene uno de esta categoría.

Hostcastros, la sociedad que depende del holding Centro Real, que dirige un socio y familiar del empresario del juego José Collazo Mato, proyecta un edificio de apartamentos en lugar de hotel cinco estrellas y con la mitad de las habitaciones, veinte en lugar de cuarenta. Según la legislación autonómica, el propietario podría construir un apartahotel pero no apartamentos turísticos, que tienen un uso distinto del hotelero. En Santa Cristina existe un edificio de apartamentos de Proingasa, empresa administrada por socios y familiares de Collazo.

La idea inicial para el solar del Maxi fue, sin embargo, una rehabilitación y modernización del edificio existente, aunque luego se optó por el derribo. Hostcastros convocó un concurso de ideas privado para rehabilitar el Maxi y el diseño lo realizó en coworking GrupIdea. Mantenían prácticamente todo el volumen y estructura del viejo inmueble pero lo envolvían en un "chubasquero", una fachada transparente de vidrio y aluminio. Era un proyecto más integrado en el entorno, con cubiertas aljibes rematadas con plantas para reutilizar el agua de lluvia, una calle atravesando el hotel conectando la playa con la avenida Concepción Arenal y un ático totalmente público para ver las vistas. Se preveía el uso de materiales gallegos (pizarra, granito, madera de castaño y eucalipto) y del agua de mar para el spa y el talaso.