El teléfono de Ramón Rodríguez Ares no dejó de sonar hasta bien entrada la noche del pasado viernes. En vísperas de la investidura, destacados cargos del PP gallego contactaron con este histórico político que militó durante décadas en sus filas para negociar un pacto in extremis que garantizase la permanencia de Ernesto Anido en la Alcaldía. No hubo acuerdo.

Las manos alzadas de Sadamaioría, PDSP, PSOE, BNG, proclamaron alcalde al líder de la fuerza mayoritaria de la izquierda, Benito Portela. A pesar de que todo apuntaba a un cambio de gobierno, la expectación era máxima en el salón de plenos. Una hora antes de que arrancase la sesión de investidura, numerosos vecinos hacían cola a la entrada de Ayudantía. "Está saturado, no cabe ni un alma", advertía la Policía Local minutos antes de que el reloj marcase las doce.

Los primeros en llegar fueron los populares. Ernesto Anido y su equipo ocuparon su bancada con semblante sonriente, aunque incapaces de ocultar los nervios. Minutos después, y entre escasos aplausos, hicieron su aparición sus exaliados del PDSP. Un silencio tenso, con los exsocios sin cruzar ni un segundo sus miradas, precedió a la entrada del PSOE, Sadamaioría y BNG.

Ramón Rodríguez Ares y Zeltia García (Sadamaioría) fueron los encargados de presidir la mesa de edad. Tras tomar posesión de las actas (todos prometieron, salvo Moncho, que juró), llegó el momento de la votación. Solo siete manos se alzaron en apoyo del PP. Todas las miradas se centraron entonces en Ramón Rodríguez Ares y Emilio Gómez que, como anunciaron por activa y pasiva, dieron su apoyo al candidato de Sadamaioría. Moncho decantó finalmente la balanza hacia la izquierda, un epílogo de su vida política más que sorprendente en un regidor que durante décadas adornó su despacho con un retrato del dictador Francisco Franco.

"¡Si Fraga levantase la cabeza!", reprendió a Moncho un vecino visiblemente enfadado. El líder del PDSP mantuvo el tipo. Ni respondió. A pesar de que llevaba preparado un discurso para justificar su voto, Ramón Rodríguez Ares optó finalmente por mantener silencio. Ni siquiera le espetó al ya exalcalde, Ernesto Anido, su lema de campaña, ese intrigante "¡te lo dije!" que le deparó escaso éxito en las urnas (perdió tres de sus cinco ediles), pero que sin duda resuena ahora en los oídos de los populares.

Ernesto Anido encajó el golpe con elegancia. Sin estridencias, aunque visiblemente afectado, el ya exregidor entregó el bastón de mando a su sucesor. Nada se habló de su futuro, aunque en corrillos aseguró que trabajará por Sada desde la oposición. El popular se negó a dar un paso atrás para facilitar un nuevo pacto con el PDSP, que dejó claro que no estrechará de nuevo la mano del hombre que les expulsó del Gobierno tras auparle al sillón.

El público estalló en aplausos cuando Benito Portela alzó el báculo de mando. Los simpatizantes del PP guardaron silencio, interrumpido por algún que otro abucheo. El recién investido alcalde estrenó el sillón con un breve discurso en el que comenzó por defender su legitimidad para empuñar el bastón de mando tras obtener el apoyo de la mayoría del pleno. Y apostilló: "Mi elección como alcalde es resultado del apoyo de Sadamaioría y de otras fuerzas, sin que dicho apoyo estuviese condicionado por negociaciones, pactos o acuerdos".

El líder de esta candidatura de unidad popular anunció que iniciará de inmediato los contactos con PSOE y BNG para formar un "gobierno plural y progresista para un mandato de cuatro años" en el que no tiene cabida Sada Popular por mucho que les haya dado su apoyo. Y lanzó un mensaje a los socialistas, que recientemente anunciaron que no entrarían a formar parte de la coalición por la falta de diálogo durante las dos semanas previas a la investidura. "Ahora y no antes es el momento de llegar a acuerdos. Si alguna fuerza decide no participar no será, desde luego, por falta de voluntad de este alcalde".

Portela hizo bandera del consenso y el diálogo para afrontar los retos a los que se enfrenta Sada. Y se comprometió a apuntalar sus políticas en la transparencia y la participación y a "gobernar para todos sin favoritismos ni exclusiones".

Sadamaioría toma el relevo del PP en una legislatura complicada, con un gobierno en minoría (pacte o no con PSOE y BNG) que gestionará a la sombra de una posible moción de censura. La ruptura de la derecha ha propiciado un giro a la izquierda de incierto futuro. Fuentes del entorno del PP dan por hecho que Ernesto Anido no permanecerá durante mucho tiempo en la oposición y fían en su marcha una posible reconciliación que les permita dar el salto de nuevo al poder.

Son cábalas que Sadamaioría ni se plantea. La formación encara con ilusión el mandato. "'¡Muchas gracias y adelante con Sada!", festejó Portela al término del discurso.