El pequeño núcleo del Quinto Pino ha sobrevivido a la cantera de O Moucho y a la construcción de la autopista AG-55. Y ahora soporta las obras de la autovía del puerto exterior de punta Langosteira. El alcalde, Carlos Calvelo, advierte de que han aparecido varias grietas en las viviendas cercanas al barranco. "Hay incidencias y se están produciendo bastantes molestias", asegura. El Ayuntamiento de Arteixo informó a los vecinos de que deben realizar el protocolo de grietas (Fomento inspecciona las casas antes de empezar la obra para así poder constatar si los trabajos provocan grietas) para evitar posibles problemas en el futuro. El Concello contrató en mayo a una empresa para controlar la intensidad de las voladuras en la zona para que los vecinos tuviesen un apoyo técnico para sus futuras reclamaciones.

El presidente de la asociación O Grilo, Pablo Mariño, explica que el Quinto Pino está asentado sobre roca, igual que el resto de Pastoriza, y provoca que las vibraciones de las voladuras se transmitan "fácilmente". Las empresas que ejecutan los trabajos, Antalsis y Puentes y Calzadas Infraestructuras, excavan en la ladera en la que se asientan los edificios del Quinto Pino. Mariño denuncia que los residentes sufren "bastantes molestias" como el polvo, que se acumula en "ventanas y coches".

El Ministerio de Fomento ejecuta en la zona del Quinto Pino el acceso por carretera a la dársena de Langosteira. En este punto ha terminado la construcción de un nuevo puente por el que irá el tráfico de la carretera que une Arteixo con A Coruña. El tráfico circulará por el lado contrario del desfiladero que en la actualidad. El antiguo viaducto de este vial desaparecerá, ya que el departamento que dirige Ana Pastor construirá un carril independiente a cada lado de la autopista y los pilares no lo permitirían.