La séptima y última víctima del rally que el sábado heló a la comarcaséptima y última víctima del rally fue despedida ayer en Carral. Era las más joven, con solo diez años, como recordó ayer el párroco de la iglesia de Santo Estevo de Paleo, que se quedó pequeña ante las más de 300 personas que acudieron a arropar a la familia en el adiós a la menor de sus hijas. El cura tuvo también unas palabras de recuerdo para las otras seis víctimas del siniestrorecuerdo otras seis víctimas del siniestro, enterradas el lunes en Cambre y Carral, de donde eran vecinas. Y fue el encargado, al término del funeral, de cuerpo presente, de transmitir el agradecimiento de la familia por la asistencia a la ceremonia y por las muestras de cariño recibidas, además de trasladar la petición de los padres de que se evitasen muestras masivas de condolencias en el entierro.

Los restos mortales de Uxía Maroño llegaron a la iglesia pasados unos minutos de las 19.00 horas, cuando el cortejo fúnebre partió del Tanatorio Lendoiro. Cientos de personas recibieron al cortejo fúnebre a la entrada al templo, próximo al lugar donde se produjo el accidente accidente que arrebató la vida a la niña, que falleció la noche del domingo en la UCI tras no lograr sobreponerse a las lesiones sufridas el sábado. En silencio, vecinos y amigos trataban de asimilar la tragedia.

El féretro fue llevado a hombros hasta el interior la iglesia. Los asistentes desbordaron el templo y cientos de personas escucharon al párroco desde el exterior, inmóviles, partícipes también del adiós a la más pequeña de los cuatro vecinos que Carral perdió a la salida de una curva.

El cura agradeció la asistencia a los presentes y las manifestaciones de afecto en los últimos días, entre las que citó a representantes institucionales.

Destacó la "cercanía" manifestada por el Ayuntamiento "a través de su alcalde", José Luis Fernández Mouriño, quien acompañó a las familias en los tanatorios y acudió también al funeral, acompañado por la delegada territorial de la Xunta, Belén do Campo.

El párroco mencionó también la presencia en el funeral de varios curas de la comarca, llegados desde Ordes, Arzúa o A Estrada. Destacó entre ellos al párroco de Cambre, quien el día anterior había oficiado también una de las ceremonias más trágicas: el funeral de dos de los cambreses fallecidos, la pareja que esperaba una niña.

Una ovación de todos los presentes puso fin a la ceremonia por la niña. El féretro con los restos mortales de la pequeña fue llevado a hombros hasta el cementerio, donde le dieron su último adiós familiares y allegados. Gran parte de los asistentes respetó el deseo de los padres y caminó cuesta abajo, de vuelta a un Carral de luto.