El Catastro ya ha iniciado los trámites legales para calcular el valor de los terrenos del puerto exterior de punta Langosteira, con lo que el Concello de Arteixo está un paso más cerca de empezar a cobrar el IBI especial de infraestructuras. El organismo que depende del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas lo anunció la semana pasada a través del Boletín Oficial de la Provincia (BOP). El Ayuntamiento únicamente interviene al final del proceso del cálculo del valor de los terrenos, cuando informa al Catastro si está conforme o no con los valores fijados. Una vez acordado el valor del puerto empezaría la estimación de lo que debe abonar la Autoridad Portuaria por el impuesto de Bienes Inmuebles de Características Especiales (BICE).

Los terrenos que el Catastro incluye para calcular el valor catastral son los de la zona de servicio y las construcciones que hay en ellos. Quedan excluidos los terrenos de reserva que no están desarrollados. El organismo estatal clasifica las obras hechas en Langosteira en convencionales y singulares. Así lo aprobó en la Comisión Superior de Coordinación Inmobiliaria el 13 de abril de este año. El valor que fija el Catastro para los convencionales es de 650 euros por metro cuadrado y para los singulares (estarían incluidos rellenos, explanación, urbanización, diques, obras de abrigo y de atraque) es de 700 euros por metro cuadrado. A estas cifras después se les aplica una serie de coeficientes para obtener el valor catastral, entre los cuales hay uno que sirve para restar valor según la antigüedad.

El expediente con la audiencia previa a la ponencia de valores del puerto exterior puede ser consultado en las oficinas del Catastro en A Coruña, en la calle Comandante Fontanes, durante los próximos ocho días hábiles. Este es el mismo plazo del que disponen los interesados para presentar las alegaciones que consideren oportunas.

Las infraestructuras aportan al Concello 2,2 millones de euros cada año, según asegura el Gobierno local. La que más abona por este impuesto es la central térmica de Sabón, que paga más de un millón de euros cada año. La refinería, con 634.000 euros, y la autopista AG-55, con 402.000 euros, son las otras dos infraestructuras que más pagan.