Las asociaciones ecologistas de la comarca lo habían advertido: la cortaderia selloana es una planta invasora a la que le atraen los entornos de obras y abandonados por lo que predecían una invasión total sobre el que fue un hermoso monte rocoso y que hoy parece zona de guerra: Morás. Esa invasión comenzó por las laderas del monte más cercanas a la autopista y también se acercó desde la carretera de Uxes y ahora se pueden ver grandes masas de plumachos, tanto de la variedad blanca como de la de color vino repartidas por toda la zona desmontada por la Xunta, incluso en la parte más alta, colonizando los muros-escollera.

Además de estos plumeros ya adultos prácticamente por toda la superficie del que se anunció como el polígono industrial más grande de Galicia -1,5 millones de metros cuadrados-, está infestada de plantas de cortaderia muy pequeñas, de entre quince y veinte centímetros de altura. Son mucho más abundantes estos plumachos bebé que los adultos que ondean al viento y que anuncian la total colonización del entorno en los próximos años sino hay un tratamiento de erradicación.

Solo los tojos compiten con los plumachos en este entorno. La futura avenida principal del polígono está rodeada de las dos especies y pequeños riachuelos han laminado la tierra y puesto al descubierto las canalizaciones.

La entidad Xestión do Solo de Galicia (Xestur) que promovió este polígono gastó unos 80 millones en esta actuación, hubo expropiaciones, limbos sobre si el monte tenía o no protección forestal, sobrecostes en la obra... Al final se hizo el desmonte, se allanó, se instalaron canalizaciones (entre ellas un regato) y arquetas pero está todo sin urbanizar. Ni calles, ni aceras, ni farolas, ni luz. Ni empresas, a pesar de los concursos abiertos por Xestur, que quedaron desiertos, los descuentos en los precios de las parcelas, primero del 15% y luego del 30%. El pasado junio incluso se recurrió a la adjudicación directa para vender 50 de las 91 parcelas del parque empresarial.

Morás, de promoción pública, iba a ser el gran polígono vinculado al puerto exterior. Pero la apuesta la ganó un parque privado, propiedad de grandes empresarios.