El Gobierno local de Cambre prevé fijar en el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) una "figura legal" de protección y posibilidad de desarrollo para el castro ubicado en el centro de la capital municipal. El Ejecutivo municipal pretende, además, firmar convenios con los propietarios de las fincas privadas que se asientan sobre el yacimiento para que pasen a manos del Ayuntamiento.

El concejal de Cultura, Ramón Boga, asegura que su intención es "recuperar el castro" pero rechaza comenzar una excavación sin un proyecto asegurado que garantice la conservación de los hallazgos, ya que destapar los restos sin un proyecto para el futuro supondría acelerar su deterioro. Desarrollar la excavación y un proyecto posterior con los hallazgos requeriría una importante financiación, lo que complica su viabilidad y requeriría probablemente de colaboración de otras administraciones.

"Hace falta un plan director, que los terrenos sean tuyos y tener unas líneas programáticas para saber qué vas a hacer con eso", apunta Boga. El edil sostiene que el plan urbanístico es la herramienta cuyo desarrollo puede resolver la garantía de protección y la posibilidad de posterior intervenciones posteriores en el castro, que en las normas subsidiarias no contaba con ninguna protección específica, subraya el concejal.

Boga apuesta por que el Concello se haga con toda la superficie del yacimiento castrexo. Propone que el Ayuntamiento negocie con los propietarios de las fincas que cubren el castro para acordar convenios que permitan que el suelo situado sobre los restos arqueológicos quede en manos municipales a cambio de mejoras para los propietarios de las parcelas. El concejal explica que en la actualidad los titulares de las tierras del castro "no pueden hacer nada allí", por lo que podría beneficiarles llegar un acuerdo con el Ayuntamiento, y asegura que "se hablará con ellos en su momento".

A falta de excavar, se sospecha que el castro perdió ya una parte con la construcción del colegio Wenceslao Fernández Flórez, que invadió el perímetro del yacimiento. Sacar a la luz las huellas de la vida de los cambreses de la Edad de Hierro supondría completar un triángulo excepcional en el núcleo urbano: se reunirían en pocos metros restos castrexos, romanos y medievales.