Nadie a estas alturas puede restarle un ápice de responsabilidad al PSOE en lo que ha pasado en Cambre. Desde la barrera cualquiera puede decir que no han estado a la altura de lo que se esperaba de un partido que gobernó Cambre durante 30 años. Sin exculpar a los socialistas, Oscar G. Patiño tampoco sale bien parado. Que incluyese en su gobierno a un concejal condenado -en una sentencia que conocíamos todos- por robar a su empresa, demuestra que su único interés era ser alcalde a toda costa. Cedió más de medio Gobierno y todo el personal de confianza con los ojos cerrados. Solamente le habría hecho falta preguntar para haber evitado este bochorno, pero no quiso hacerlo. Su ego.

Pero una vez elegido alcalde tampoco ha ejercido como tal. Que un Gobierno se comunique por escrito demuestra la desconfianza que había entre las partes. Patiño no fue capaz de controlar ni de imponer instrucciones que hubiesen evitado conductas "poco ejemplares". Miró para otro lado mientras se desmantelaban las medidas que había tomado el anterior Gobierno para garantizar la transparencia. Ahora Patiño promete que su personal de confianza no saldrá de una lista electoral pero hace pocos meses él, en persona, fue quien nombró al personal de confianza de la lista socialista. Hasta tal punto han cambiado las cosas que la apertura que siempre ha tenido el concello de Cambre se ha tornado en una política de puertas cerradas a la opinión pública.

Ciento sesenta días ha durado el pacto de Gobierno en Cambre y, por ende, ese ha sido el tiempo que ha durado la confianza que el pleno le otorgó al alcalde. Como vecino me gustaría tener un Gobierno estable capaz de gobernar mi municipio y por eso la única salida es la de la cuestión de confianza. Es momento de que sea el pleno quien decida de nuevo si Patiño debe seguir siendo alcalde los próximos años.