Los vecinos de Meicende conviven desde hace años con dos enemigos casi imperceptibles: la carbonilla y el azufre, que a diario aparecen en sus casas. José Rodríguez es uno de los afectados. Vive a apenas 100 metros de la Refinería de Bens desde hace 40 años y está "harto". En su patio caen estas dos sustancias. Todos los días tiene que limpiar si no quiere que se acumulen. "Llevo recociendo azufre desde hace cinco meses en una botella cortada", asegura. Para demostrarlo coge ese polvo, lo pone junto al fuego de un encendedor y arde. En menos de un minuto el aire se vuelve irrespirable.

El polvo que llega a este núcleo arteixán cubre los patios, los coches y las aceras. Así lo confirma otra residente de la travesía de Meicende, Ana Lois, que explica que hay "un polvillo que lo deja todo negro" y que como deje que se acumule puede sacar "paladas de polvo" de allí.

Otro de los problemas que denuncian los vecinos es que cuando los operarios limpian los depósitos de la refinería, que están situados en la avenida de Nostián, les llega el agua y el polvo. Lois explica que al final debe limpiar las escaleras "todos los días". "Esto es un sinvivir. Nadie hace nada", señala. Esta vecina indica además que tiene una hija que asmática que cuando se trasladó a A Coruña incluso dejó de vacunarse.

El alcalde, Carlos Calvelo, incide en que Repsol tiene "un canal directo" con los vecinos para cualquier incidencia. Y señala que estos problemas son habituales en "zonas próximas a la refinería".

Repsol explica que no ha recibido ninguna queja de este tipo "en los últimos meses" y destaca que cualquier vecino puede llamar a la refinería para comunicar cualquier incidencia. La refinería también asegura haber mantenido "recientemente" una reunión con la asociación de vecinos San Xosé Obreiro de Meicende.

El procedimiento que sigue la empresa tras recibir un aviso de este tipo es enviar a técnicos a inspeccionar el lugar para comprobar si el polvo procede de la refinería, según indica Repsol. En caso de ser así, asume la limpieza.

"Los vecinos somos los más olvidados. No se preocupan de nada de nosotros", advierte Ana Lois. Otro de los afectados asegura tiene el mismo problema y que debe limpiar su patio todos los días. Rodríguez culpa a la refinería del polvo, ya que al lado de la rotonda asegura que descargan azufre al aire libre. La refinería asegura que emplea un sistema de aspersores para que se disperse y que tiene un cerramiento de 19 metros de altura.