El Ayuntamiento de Oleiros se puso serio el año pasado en relación a las viviendas en ruinas y promovió la demolición de seis y ahora advierte a un vecino de Montrove de que el próximo mes de febrero finaliza el plazo para que tire su casa de bajo y dos plantas en la Rúa Vacarizas, después de que tenga abierto un expediente de demolición por el mal estado de la edificación. Si no lo hace el Concello ejecutará los trabajos y después le cobrará los gastos al propietario.

También impulsó la demolición de dos casas muy antiguas y muy deterioradas en la plaza da Rabadeira en Santa María de Oleiros. El año pasado el Ejecutivo promovió el derribo de dos chalés en Ché Guevara (los derribó la promotora propietaria al ser conminada por el Concello) y una casa en el Alto de Perillo. En la Rúa O Lameiro en O Seixal ya tiene autorización judicial para demoler una casa en muy mal estado (las obras son inminentes).

El Ejecutivo ahora lleva a rajatabla el artículo de la Lei do Solo sobre viviendas en ruina o con riesgo de desprendimientos, y ante la amenaza de expedientes y derribos de forma subsidiaria, muchos propietarios se han visto obligados a actuar. Así sucedió en A Rabadeira, donde el año pasado se rehabilitación varias casas.

El Concello, en su afán de derribo de casas en mal estado, también intenta descatalogar varias para tirarlas, a pesar del innegable valor histórico y artístico de alguna, sobre todo en Coruxo.