Ha pasado más de un mes de la inundación que anegó el centro de Sada y una de las calles más afectadas, A Lagoa, recupera poco a poco la normalidad. Es una vuelta a la calma difícil, enturbiada por el cierre de negocios como Sadasol o la mudanza de Serviaqua, dos de las empresas más afectadas por la riada que todos califican de histórica.

Este barrio ha sufrido varias inundaciones, "pero ninguna como esta", recalcan los empresarios consultados. La riada ha sido un duro golpe en una zona que ya ha registrado un lento declive, pero los empresarios se resisten a tirar la toalla.

Miguel Villaverde, dueño del bar A Lagoa, ha vuelto su rutina tras verse obligado a cerrar durante 18 días para arreglar los desperfectos. "Trabajamos quince horas al día para abrir cuanto antes", relata apostado otra vez tras la barra. Este hostelero se muestra satisfecho con la respuesta del seguro, pero recalca que no ha recibido "ni un euro en ayudas". Fue el primero en alertar de la inundación. "Llamé a la policía a las dos de la madrugada y la policía no sabía a quién llamar, no hicieron nada hasta las cuatro", lamenta el hostelero, que está convencido de que faltó coordinación y que los daños podrían haberse evitado con "más limpieza de los ríos" y la apertura con más antelación de las trampillas. Como la mayor parte de los afectados, considera fundamental mejorar la canalización del último tramo del río Maior. Una obra pendiente desde hace años de consignación, como otras tan solicitadas como las dirigidas a evitar las inundaciones en La Ribera de Betanzos.

Otro negocio que recupera poco a poco la normalidad es el de Leonardo Vidal y su mujer: Telas ML. Este matrimonio regenta el comercio en la calle de A Lagoa desde hace 26 años. Y la vuelta tras la riada no ha sido fácil. Gracias a que un vecino les avisó a las siete de la mañana, consiguieron salvar buena parte del material y ya han arreglado prácticamente todos los desperfectos, pero admiten que ha sido un golpe para un negocio y un barrio que no atraviesa su mejor momento. "Sobrevivir es muy costoso", lamenta Leonardo. Él es uno de los integrantes de la plataforma de afectados que, por recomendación del abogado, ha presentado una reclamación patrimonial.

Un local que reabrió ayer tras una profunda reforma fue Decanta-T. "Tuvimos que reformar todo el local y cambiar todas las máquinas", explica Damián París. Este emprendedor había abierto la vinoteca el pasado 2 de septiembre y, solo seis meses después, la riada se lo "llevó todo" y le obligó a "empezar de cero". Sus allegados le arroparon ayer en su nuevo comienzo.