Oza-Cesuras dispone de dos colegios. El cesurano Forte Bragade ha sido el más castigado por la progresiva despoblación del rural. Este centro, que llegó a albergar 300 alumnos, cuenta actualmente con 63 niños matriculados. Un bajón que ha disparado las alertas de la comunidad educativa y que le ha impulsado a redoblar esfuerzos para garantizar el futuro de un centro que dispone de unas instalaciones envidiables: aulas de informática, de música, auditorio, una biblioteca que da servicio al pueblo, pistas deportivas, comedor con servicio de cocina propio y un amplio parque.

La ANPA y la dirección del colegio han hecho piña por reflotar un colegio que, en su día, fue puesto como ejemplo por la Administración. Los padres han ampliado las actividades extraescolares y habilitado huertos para que los pequeños aprendan a cultivar y valorar los productos naturales.

La dirección ha puesto en marcha nuevos programas, ampliado el calendario de excursiones y es pionera en la implantación del mildfulness, con el que pretende entrenar la atención y guiar a los pequeños en el descubrimiento de las experiencias, sentimientos y emociones. El objetivo, "que sean felices", resume la directora, Victoria Fernández. El colegio ha solicitado a la Xunta la jornada continua para facilitar la conciliación de las familias matriculadas y la ANPA ha planteado posibles mejoras en el transporte que faciliten la matriculación de más pequeños. La presidenta, Lucía Miranda, y el vicepresidente, Ramón Aller, ponen el acento en la importancia de mantener y consolidar un centro que resulta vital para fijar y aumentar población.