Meicende cuenta con un pequeño paraíso en medio de todas las industrias e infraestructuras que hay en la zona. Se trata del embalse y del paseo que existe a su alrededor. El técnico de Medio Ambiente del Concello Javier Varela destaca que es un lugar con "un elevado índice de biodiversidad" en el que se han registrado 82 tipos distintos de aves hasta la actualidad. Esta presa se creó para surtir de agua a Repsol y Alcoa en los años sesenta.

El aspecto que más llama la atención a Javier Varela es que es un humedal de "origen artificial que se ha naturalizado" con los años a pesar de que está situado en un lugar poco propicio para el desarrollo de la naturaleza. El embalse de Meicende está rodeado por la autopista que une A Coruña con Carballo, por las industrias del polígono de O Petón y de A Grela-Bens y por la refinería de Repsol. "Es un entorno antropizado, pero que aporta mucha biodiversidad", señala este técnico del Concello de Arteixo.

En el embalse se han avistado especies poco comunes por esta zona como una gaviota de Delaware (de Norteamérica) y una gaviota hiperbórea (del Ártico). Javier Varela también indica que este es el primer año que no anida la focha común en el entorno. "Después de muchos años no se ha establecido. Era la que más color ponía en el embalse y ahora se nota vacío", asegura. El técnico explica que hace 20 años era una especie "abundante".

Las aves más comunes que crían en este rincón de Meicende son el zampullín común, el ánade real y la gallineta común. En total puede haber doce parejas aproximadamente, según Varela. La mejor época para ver a las aves en periodo de reproducción es desde abril a junio. En otoño e invierno pueden verse cormoranes y patos. También suelen acudir gaviotas por la cercanía al mar, ya que necesitan agua dulce para sobrevivir. En la zona también pueden verse varias ocas, que viven "en semilibertad", según el técnico. Son de unos vecinos.

La clave para permitir la existencia de estas aves es la vegetación que se ha desarrollado en las orillas, en especial en la cola del embalse, donde desembocan dos regatos procedentes del valle de A Furoca. De la presa de Meicende parte el río Pastoriza, que desemboca en el alcantarillado de A Coruña. En esta parte hay varios árboles que conforman el bosque de ribera y la vegetación palustre. "Estas son claves para que se establezca la biodiversidad", afirma el técnico del Ayuntamiento.

En la cola del embalse hay además un lavadero antiguo, un merendero, un área de juegos y una pista multideporte. El embalse cuenta con una senda que lo rodea que permite a los vecinos conocer este entorno.