De nada han valido las protestas de los padres y sus viajes de protesta a San Caetano, la Xunta ha decretado finalmente el cierre de la escuela de O Calvario, la última unitaria de Cerceda. Los padres han fracasado en su cruzada para lograr más matriculaciones y se han quedado en cinco, una menos de las necesarias para garantizar la supervivencia de esta pequeña escuela rural.

"Hemos hecho todo lo imaginable, pero no lo hemos conseguido", lamentaba ayer Sonia Otero, una de las madres que capitaneó la campaña para mantener las aulas de O Calvario y un modelo de educación que considera vital para fijar población en el rural. El Gobierno gallego ha desoído su petición de dar una oportunidad a esta escuela, pese a que estaba prevista la matriculación de siete niños para el siguiente curso. "Los políticos no ayudan, pero la gente tampoco", se quejaba ayer Sonia. Ella y el resto de padres con pequeños matriculados en O Calvario pusieron en marcha durante los últimos meses una intensa campaña para lograr matriculaciones, pero las ventajas que ofrece el colegio (bus y comedor) han frustrado sus esperanzas. "Al final le damos bazas a los políticos para que recorten", lamenta esta madre, que no pierde la esperanza de que la unitaria de O Calvario reabra dentro de algunos años y que espera lograr al menos la "microvictoria" del transporte escolar A Silva, para "dar más futuro" a ese centro.