Las medidas de seguridad que el Concello de Betanzos en el edificio Mandeo 50 deberán esperar. El Banco Popular ha rechazado el requerimiento del Ayuntamiento, que el pasado junio le exigió por escrito medidas de seguridad para evitar desprendimientos y que personas accedan al interior de este inmueble a medio construir.

En una carta enviada el pasado 15 de julio, la apoderada de Aliseda Servicios de Gestión inmobiliaria sostiene que aunque el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Betanzos ya ha celebrado la subasta, el edificio todavía no ha sido adjudicado al banco mediante decreto, un trámite imprescindible para hacer efectiva la entrega. "El Banco Popular no puede ejecutar lo ordenado sin infringir el ordenamiento jurídico", argumentan desde la entidad, que han pedido al Concello que "anule la orden de ejecución por adolecer de contenido imposible".

El alcalde, Ramón García, dio cuenta del contenido de la misiva en el último pleno. El regidor informó de la respuesta y de otras resoluciones y escritos en el apartado de dación de cuentas, por lo que el asunto no fue objeto de debate y no se trató la posibilidad de adoptar medidas cautelares hasta que el banco tome posesión efectiva del inmueble.

El cruce de escritos entre el Concello y el Banco Popular cierran otro ciclo en la historia del Mandeo 50. El futuro de esta mole a medio construir sigue rodeado de incógnitas. El Ejecutivo espera que el banco, propietario mayoritario del edificio legalice este edificio de 53 viviendas y lo adapte al proyecto técnico que redactó el Concello de forma subsidiaria.

Un deseo que sigue sin fecha transcurridos ya diez años del inicio de esta polémica construcción, con un importante impacto visual en el entorno del río. El Concello precintó dos veces las obras por exceso de volumen y alturas, ya que la promotora construyó cinco plantas de sótano a pesar de que la licencia solo permitía tres. La segunda planta y el ático también tienen más superficie de la autorizada.

El plan general, que finalmente quedó sobre la mesa, dejaba este edificio fuera de ordenación. Los intentos del Concello de alcanzar una solución han sido, de momento infructuosos. El abandono ha agravado los problemas de este inmueble. La parte trasera, que da al río, presenta importantes deficiencias y los vecinos del entorno han reclamado en varias ocasiones que se adopten medidas ante el riesgo de desprendimientos.

Durante los últimos años, el Mandeo 50 ha recibido la visita de jóvenes que han visto en este edificio abandonado el enclave perfecto para celebrar botellón a resguardo. Esta mole a medio construir se ha convertido también en residencia esporádica de okupas. Este mamotreto inacabado que rompe la estética de la denominada Ciudad de los Caballeros también se ha colado en la cuenta de Maltrato da paisaxe como ejemplo de "canibalismo urbanístico".