Los patines sirvieron esta semana en Culleredo como vehículo para promover la tolerancia y la inclusión. El Club de Patinaje Artístico Aura de Culleredo ha organizado durante esta semana un campus de patinaje inclusivo. Como cada verano, el club ofreció, con la colaboración del Concello, sesiones de patinaje para fomentar la integración y concienciar sobre la diversidad: entre los participantes se encontraban niños de la asociación Mestura, de otros países, y de la asociación Anhida, con déficit de atención o hiperactividad, que fueron becados por Aura. Además, como en todos los campus, se eligió un lema para abordar un tema específico. "Interculturalidad e integración" fue la consigna de esta edición, en la que se sensibilizó a los participantes, de 3 a 12 años, sobre la situación de niños refugiados o extranjeros.

"Es alguien que viene porque en su país hay guerra", resumía uno de los niños sobre la condición de refugiado, en un ejercicio en que todos los chicos pusieron por escrito en tarjetas palabras sobre los refugiados, cuenta la directora técnica del club y entrenadora en el campus, Elisa López. También la música ayudó a concienciar a los niños. La asociación Mestura, que colaboró con el campus desde su experiencia en el trabajo con inmigrantes, ofreció una charla sobre los refugiados e interpretó canciones con los pequeños sobre el tema. "Yo creo que el mensaje cala. Estaban muy receptivos", asegura la entrenadora.

La concienciación sobre los problemas de los refugiados protagonizó una de las sesiones que se impartieron durante el campus y que trabajaron aspectos más allá del patinaje. El primer día, la hora sin patinar se dedicó a una merienda a base de chocolate con churros, para la que contaron con la colaboración de Bonilla y en la que se explicó que "es algo típico en España", explica López. En otra sesión, los chicos recibieron la visita del perro Seven, que trabaja con niños hiperactivos, y pudieron entender mejor a sus compañeros con hiperactividad o déficit de atención, además de saber cómo les ayuda el perro.

Al margen de las sesiones, las horas de patinaje juntos funcionaron como una puesta en práctica de la integración que se pretende potenciar. "Había tres chicos de Anhida y otros tres de Mestura, y no formaban piña, sino que se dispersaban por distintos grupos. Se integraron muy bien", afirma la entrenadora. En su último día, ayer, los chicos vistieron camisetas con huellas de todos sus compañeros plasmadas con pintura de dedos y realizaron la coreografía aprendida esta semana.