Si los acuerdos plenarios fuesen de obligado cumplimiento la fisonomía de Betanzos y su peso en As Mariñas sería hoy muy diferente. Este año se celebra el ochenta aniversario de una fusión que nunca pasó del papel a pesar de que fue aprobada por los tres consistorios implicados: Betanzos, Coirós y Paderne. El estudio de Manuel Fiaño Proxectos de agrupacións de municipios arredor de Betanzos no século XX arroja más de una curiosidad y deja en entredicho la planificación territorial del área metropolitana en el último siglo.

La anexión de Coirós y Paderne a Betanzos comenzó a gestarse en los años veinte, aunque no cristalizó hasta una década después. Fueron los vecinos de Coirós los que tomaron la iniciativa. La anexión de este pueblo con Betanzos fue la primera en obtener el sí de la Administración. Las asociaciones de San Vicente de Armea, San Salvador de Colantres, y San Xulián de Coirós fueron trasladaron por escrito su deseo al Concello betanceiro. Los residentes apelaban a la reducción de impuestos, el ahorro en nóminas de funcionarios, la "desaparición del caciquismo" y, especialmente, las ventajas de pertenecer a la cabecera del partido. El diario Patria celebraba el 1925 el inicio de los trámites. El titular de la notica dejaba claro su entusiasmo: Betanzos aumenta: "Es unánime en el municipio de Coirós el deseo de incorporarse al de Betanzos, habida cuenta la gran economía y las positivas ventajas de diversa índole que la anexión supone para aquel vecindario. Esta ciudad, por su parte, muéstrase satisfecha por el rasgo de afecto que supone tal propósito de nuestros simpáticos vecinos de Coirós. Propónense ambos distritos activar los trámites necesarios y celebrar, en su día, la fusión con una gran fiesta"

Coirós accedía a la petición vecinal y el 6 de octubre de 1925 acordaba por unanimidad "la fusión de este ayuntamiento con el limítrofe de Betanzos". Ese mismo año, el pleno de Betanzos daba la bendición a la unión. El BOP publicó el acuerdo el 8 de marzo. El anuncio de la fusión en el Boletín Oficial de la Provincia no movió ni un ápice los marcos. Nada volvió a saberse de la anexión hasta 1934. Ese año el alcalde de Coirós envió una carta al Concello de Betanzos al que adjuntaba el presupuesto de su ayuntamiento y en la que le pedía que calculase los beneficios que obtendrían los presupuestos de Coirós con la anexión. Contra todo pronóstico, Betanzos renegó de una fusión bendecida por la Corporación ocho años antes. En la sesión celebrada el 31 de diciembre de 1934, la Corporación brigantina acordó "la improcedencia de la anexión del ayuntamiento de Coirós a esta ciudad". El asunto no volvió a tratarse hasta dos años después.

Paderne y Coirós volvieron a la carga en 1936. Sus respectivos plenos aprobaron su anexión voluntaria a Betanzos. El acuerdo fue aceptado el 4 de junio de 1936 por el Ayuntamiento brigantino, que acordó iniciar los trámites y solicitar informe a la Comisión de Hacienda. El estallido de la Guerra Civil paralizó las gestiones, que se reanudaron en 1942. El BOP anunciaba el 12 de junio de ese año la aprobación de la agregación del Concello de Paderne. Los trámites se paralizaron en ese punto y durante años nada más se supo.

El acuerdo se quedó en un cajón hasta 1959. El 5 de octubre de ese año, Betanzos acordó incoar un expediente para la anexión de los dos ayuntamientos. El Consistorio contraponía la caída demográfica de Coirós y Paderne y su escasez de servicios con el auge de Betanzos, "auténtica capitalidad de la comarca" que concentraba los equipamientos y la actividad en la zona.

En una nueva vuelta de tuerca en este intrincado proceso, la pretensión fusionadora de Betanzos tropezó entonces con la negativa rotunda de Paderne y Coirós. Los gobiernos locales de ambos municipios hicieron borrón y cuenta nueva y sostuvieron en 1959 que la anexión sería perjudicial para sus intereses.

Paderne fue el más combativo. El Concello se opuso con uñas y dientes a la fusión que reclama veinte años atrás. En un escrito remitido en 1966 a la Dirección Xeral da Administración Local apelaba a la elevada presión tributaria de Betanzos. "En nuestro término la presión es de poco más de seis pesetas por habitante", alegaba. Un año después, el alcalde enviaba una carta al dictador Francisco Franco acompañada de las firmas de 1.227 vecinos contrarios a la anexión. "Por el Ayuntamiento de Betanzos se ha incoado expediente de incorporación de nuestro término municipal, lo que supondría la muerte y desaparición de Paderne y originaría gravísimos perjuicios de orden económico y administrativo", argumentaba el regidor, que calificaba la situación económica de Betanzos de "angustiosa". "Nosotros económicamente nos defendemos bien, tenemos una hacienda saneada", defendía el Concello, temeroso de quedar aislado y ver mermados sus ingresos. Los mismos argumentos que utilizó Coirós para dar un no rotundo.

Sus razones fueron acogidas por el Consejo del Estado, que el 22 de junio de 1967 dictaminó que no había "razón específica alguna que abonase la incorporación deseada, antes bien abstractas y derivadas de una genérica tendencia a la supresión de términos municipales". Ese mismo año, Franco emitía un decreto en el que denegaba la incorporación al Ayuntamiento de Betanzos de Paderne y Coirós".

El decreto puso punto y final a una fusión que, de vez en cuando, se cuela en el debate. Ningún consistorio está ahora por la labor de retomar el proceso. El peso de Betanzos ha decrecido, en buena parte por su decisión de incorporarse al Consorcio As Mariñas en lugar de crear una mancomunidad de Betanzos que reforzase su rol de cabecera comarcal. El Ayuntamiento brigantino acordó en 2012 a instancias del BNG iniciar las conversaciones para impulsar la mancomunidad y comarcalizar servicios. Otro acuerdo que quedó en un limbo.