Está asfaltado, con las marcas viales y la división de carriles pintadas y los guardarraíles colocados. Listo para usar. El último tramo de la vía ártabra, poco más de un kilómetro entre Veigue y Lorbé, ya está terminado. La Consellería de Infraestructuras ha confirmado que falta colocar la señalización además de unas pantallas anti-ruido en las partes donde están más cercanas las viviendas a esta vía, además de completar unas obras de drenaje. Este departamento de la Xunta apunta que la obra ahora está ejecutada en un 85% y se mantiene la previsión de apertura para el próximo mes de octubre.

El Gobierno gallego reanudó las obras de este último tramo de la ártabra el pasado mes de junio, después de tenerlas paralizadas durante casi cuatro años (por problemas técnicos y administrativos como el ajuste de drenajes y la modificación del trazado por la aparición de un riachuelo).

Actualmente solo unas balizas de obra (del modelo New Jersey) separan la ártabra de la carretera que baja al puerto de Lorbé. Los residentes en esta zona han destacado que creían que la ártabra no se iba a quedar en la parte alta, sino que iban a continuarla hasta llegar prácticamente al puerto. "No tiene lógica que termine la ártabra arriba y luego empiece el tramo de carretera de siempre, tan estrecho. Se mantiene el cuello de botella. Lo lógico sería hacerla igual de ancha hasta donde está el bar porque ahí existe una curva pronunciada y está el bar y las instalaciones de la mejillonera y cuando hay un camión no da girado", señaló un residente a pie de puerto. El trasiego de camiones es importante debido a las descargas de pescados y mariscos desde este pósito y la estrechez de la vía hasta llegar a conectar con la ártabra sigue sin facilitar la movilidad. Los vecinos sin embargo están satisfechos de que, aunque tarde, finalice esta obra y tienen ya ganas de utilizarla.

Este último tramo de la vía ártabra (el primero ya entró en servicio en 2012) tiene dos carriles de 3,5 metros de ancho y arcenes de 1,5 metros. Los trabajos se adjudicaron en su día a una empresa pero entró en concurso de acreedores y fue absorbida por otra que se subrogó en el contrato.

La primera actuación de la consellería tras reanudar las obras el pasado junio fue desbrozar porque después de casi cuatro años de abandono había multitud de zarzas, tojos y la especie invasora hierba de la Pampa. La Xunta, además de reiniciar los trabajos, también puso en marcha los trámites administrativos para realizar nuevas expropiaciones en la zona, con el fin de hacerse con los terrenos necesarios para ejecutar el encauzamiento de las aguas pluviales de escorrentía.