Facilitar el acceso a las fincas agrarias en desuso sigue siendo una asignatura pendiente en la comarca. El banco de tierras de la Xunta y la bolsa de suelo que ha puesto en marcha la Reserva de la Biosfera As Mariñas Terras do Mandeo ha supuesto una mejora, pero los emprendedores del rural advierten de que todavía queda mucho camino por recorrer para frenar el abandono y reflotar el sector primario en el área.

La Bolsa de Terras de la Reserva de la Biosfera arrancó su andadura en 2014 y ofrece actualmente treinta fincas. Hasta ahora solo se han firmado dos contratos. Las fincas disponibles tienen características muy dispares. Algunas no llegan a los mil metros cuadrados y otras sobrepasan los 30.000. Los municipios con más oferta de suelo son Abegondo y Culleredo. Llama la atención que municipios rurales como Irixoa, Paderne, Aranga, Vilarmaior, Miño, Vilasantar o Coirós, con una importante superficie de tierra en desuso, no pongan a disposición parcelas, mientras que ayuntamientos urbanos como Culleredo ofrecen hasta diez fincas a los emprendedores.

Las condiciones del contrato varían. Hay propietarios interesados en alquilar, otros en vender y algunos están dispuestos a ceder sus fincas a cambio de que los interesados en cultivarlas las mantengan limpias. Los emprendedores lamentan ciertos inconvenientes que presentan los terrenos incluidos en la bolsa y que frenan la implantación de actividades. Entre ellos, la ausencia en buena parte de ellas de los servicios básicos, como el agua o la luz.

La escasez de fincas con acceso al agua o a la electricidad no es el único inconveniente. Las negociaciones con los propietarios tampoco resultan sencillas, especialmente por la dificultad para acordar contratos a largo plazo, lo que hace que los interesados se lo piensen dos veces antes de invertir en su puesta a punto como explica la Técnica de proyectos de sostenibilidad Beatriz Suárez.

Esta trabajadora, que realiza actualmente su labor en la Fundación Juana de Vega y que contribuyó durante años al desarrollo de la bolsa de tierras de la reserva, admite la existencia de problemas que explican el bajo número de contratos. Especialmente la falta de servicios básicos en varias de las fincas ofertadas y las reticencias de los dueños a firmar contratos de larga duración. A estas dificultades se suman otras que explican la baja movilización del suelo, como la existencia de parcelas sin registrar, los problemas derivados de los terrenos en herencia que se reparten entre varios un propietario, la excesiva burocracia y la elevada competencia del uso forestal frente al agrario.

La escasez de contratos y de parcelas disponibles contrasta con la elevada superficie de suelo en desuso. El plan alimentario 2014-2020 elaborado por la Reserva de la Biosfera cifra en un 10% los terrenos de la comarca en estado de abandono. Los expertos advierten del riesgo que conlleva el incremento de tierras abandonadas, que supone una amenaza para la biodiversidad y dispara el riesgo de incendios.

El plan alimentario incidía en la necesidad de que los concellos se implicasen en el proyecto y recogiesen en las ordenanzas la obligación de los propietarios de mantener las fincas agrarias en uso y la inclusión de las mismas en la bolsa de tierras. El gerente de la reserva, Jorge Blanco, explicaba ayer que en breve arrancarán los encuentros con los alcaldes para consensuar medidas dirigidas a paliar el abandono de tierras, ya sea a través de incentivos, reducción de impuestos o ayudas a emprendedores.

El organismo plantea otras medidas para reflotar el sector. Entre ellas, la creación de una bolsa de invernaderos de segunda mano. La reserva destaca que el abandono de la actividad agraria en los últimos ha hecho que muchos invernaderos quedasen en desuso. El primer paso que plantea es la identificación de las instalaciones y la realización de un inventario.

La oferta de terrenos y los incentivos deben acompañarse de labores de concienciación. Emprendedores inciden en la necesidad de que los propietarios tomen conciencia de los riesgos que conlleva mantener las tierras agrarias sin uso, entre ellos, la pérdida de hábitats, el incremento del riesgo de incendio o su ocupación por plantaciones forestales de crecimiento rápido.

Desde la Reserva de la Biosfera admiten que queda un largo camino por recorrer para reflotar el sector primario, pero destacan los pasos dados hasta ahora en la comarca y el éxito de iniciativas como el Programa Bio-Emprende de As Mariñas-Betanzos, que ha permitido a varias personas en paro reciclarse y encontrar empleo en el rural.