En seis años, la ONG de custodia del territorio Fragas do Mandeo ha logrado hacerse con el control de 251.578 metros cuadrados. Veinticinco hectáreas que esta fundación ha recuperado para uso público tras un arduo trabajo de regeneración, a base de erradicar especies invasoras y repoblar las fincas con arbolado autóctono. Una de sus últimas adquisiciones, fruto de un convenio con el Concello de Coirós, han sido los terrenos de una antigua cantera sin actividad desde hace más de treinta años.

La cesión del uso y de la gestión por un período de 50 años de 50.231 metros cuadrados de esta antigua explotación de O Catorce, en la que se ha formado una charca que da cobijo a 11 de las 14 especies de anfibios autóctonas permitirá crear la primera microrreserva de batracios en Galicia. Desde el colectivo destacan la importancia de esta iniciativa, que pone su granito de arena en la preservación del grupo de seres vivos más amenazado del planeta. Dos de las especies que han hecho de esta charca su hábitat están consideradas vulnerables, la ranita de San Antón (Hyla molleri) y la rana bermeja (rana temporaria).

"Los anfibios son el grupo animal más amenazado, por lo que precisan de actuaciones en el ámbito local que garanticen la conservación de sus poblaciones", destaca Juan Neira, el secretario del padronato de Fragas do Mandeo que impartió ayer en el Liceo la ponencia Reserva de O Catorce: un nuevo refugio para los anfibios.

La creación de esta reserva de anfibios en un espacio a priori tan poco proclive la ha despertado el interés de investigadores de la universidad y de los activistas ecologistas, que han colaborado en las labores de restauración.

La primera fase consistió en la recogida de basura, la erradicación de especies de flora exótica invasora, la eliminación del ramaje de eucalipto y el secado de los tocones de los que rebrotaron. En colaboración con el distrito forestal de Betanzos, la fundación ha acometido ya las labores necesarias de adecuación para crear charcas más permanentes y labores de desbroce y prepararon el entorno para la temporada de lluvias. El colectivo tiene previsto acometer en breve otros trabajos, entre ellos, la instalación de un control de acceso de vehículos, la retirada de uralitas con amianto o la reconversión de las edificaciones abandonadas.

Tras la erradicación de las especies invasoras, los trabajos proseguirán con la restauración del bosque circundante, "clave como zona de dispersión en las fases terrestres de los anfibios", destaca Juan Neira. El tiempo será crucial para evaluar el éxito de esta iniciativa, sobre la que se ciernen varias amenazas. Fragas do Mandeo alerta del riesgo que entrañan las especies invasoras, el vandalismo, o el uso abusivo del espacio, entre otras.

La ONG de custodia del territorio anima a la ciudadanía a colaborar en la preservación de esta reserva y otros espacios naturales ya sea a través de las jornadas de voluntariado, donaciones o la realización de censos de plantas y animales para monitorizar la elaboración de la reserva y de otros enclaves naturales para cuya preservación resulta crucial la implicación ciudadana.