Grupo Couceiro acaba de iniciar los trámites para solicitar a la Xunta los permisos ambientales para instalar una planta de tratamiento de metales y material mineral en Areosa, en el municipio de Cerceda. Su intención es hacerlo en una nave que es titularidad del Concello, que en agosto anunció que la alquilaba. La empresa pretende reciclar los residuos metálicos y minerales que la Sociedad Galega de Medio Ambiente (Sogama) lleva en la actualidad a un vertedero, según señala en el proyecto que ya ha remitido a la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio para que lo evalúe.

Esta empresa recogería los residuos de los hornos de Sogama, que utiliza la basura para generar energía, y los llevaría a su planta para reutilizarlos. La sociedad medioambiental de la Xunta no sería su único cliente. "Este mismo servicio se podrá ofertar a otras instalaciones de incineración de residuos domésticos de características similares", asegura el proyecto elaborado por González Couceiro.

La planta se ubicaría en una parcela que mide 3.815 metros cuadrados en total y está situada en Areosa, entre las parroquias de Xesteda y Queixas. La propuesta remitida por la empresa indica que el actual titular del terreno es el Ayuntamiento de Cerceda y González Couceiro optaría "a un contrato de alquiler con derecho a compra".

La empresa que tramita los trámites legales ante la Xunta explica en su proyecto que solo trasladaría allí la maquinaria necesaria para aprovechar los metales y que su propuesta "no implicará ningún tipo de obra". El presupuesto para trasladar la maquinaria que presenta esta sociedad es de 100.000 euros.

La previsión de la empresa es de tratar 70 toneladas cada día, según la propuesta enviada a la Consellería de Medio Ambiente. El proyecto también señala que "las únicas sustancias peligrosas existentes en la instalación serán el gasóleo B del grupo electrógeno y para la maquinaria móvil y los residuos derivados del mantenimiento de máquinas y equipos".

La nave elegida por González Couceiro ha vivido una peculiar historia, ya que el Concello de Cerceda la vendió hace ocho años pero sin haber cobrado nunca. Ese terreno se usó en el año 2000 para almacenar los residuos de las reses sacrificadas por padecer el mal de las vacas locas. Después la empresa que gestiona el recinto, Tragsa, la traspasó a Cesuga, que construyó la nave. Años después la parcela y la instalación revirtió en el Concello.

En 2008 el Concello la sacó a subasta sin éxito. En 2011 lo intentó de nuevo y esta vez la adquirió un empresario por 430.000 euros. El Ayuntamiento le otorgó las llaves al adjudicatario, que estuvo mucho tiempo enfermo y no llegó a firmar el contrato ni pagó al Concello. El tiempo pasó y cuando de nuevo se retomaron los trámites para hacer efectivo el traspaso se advirtió de que la finca no estaba inscrita en el registro de la propiedad. Después el procedimiento de contratación caducó, según explicó el alcalde, José García Liñares. Entonces el Concello volvió a sacar a subasta la nave en varias ocasiones. No se presentó nadie. De nuevo Cerceda volvió a intentar vender el recinto en el pasado mes de agosto. Esta vez con éxito.

"Sí, sí, es difícil de entender todo lo sucedido, es cierto", reconocía el alcalde tras ser preguntado por la oposición en 2014 durante un pleno municipal. En ese momento también aseguró que ya había solicitado a la anterior empresa, que nunca llegó a pagar al Concello, que desalojase las instalaciones.

Mientras duró todo el proceso de licitaciones del Concello la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística (APLU) abrió en su momento un expediente de reposición de la legalidad porque la nave se amplió unos 300 metros cuadrados más sin contar con la pertinente autorización.