Cinco generaciones de la familia Lorenzo celebraron ayer el centenario de su matriarca en su casa del lugar de Bra, en Miño. Manola sopló las velas de sus cien años arropada por su hermana, su hija, sus cinco nietos, once biznietos y seis tataranietos.

Los familiares de la homenajeada se desplazaron de todas partes del mundo para festejar el aniversario de Manola. Hijos, nietos y biznietos viajaron desde Venezuela, Francia o Tenerife para compartir mesa y mantel con una mujer que en 1961 hizo las maletas y embarcó en el Begoña rumbo a Venezuela, donde vivió 45 años en compañía de su única hija, Dely, y sus descendientes. "Ella cuidó de todos nosotros", agradecía ayer su nieta, Manuela.

Esta centenaria, de ojos brillantes y sonrisa socarrona, encaja los cumplidos con retranca. "¿El secreto para llegar a los cien años? Comer de todo", respondía ayer risueña. Si algo le gusta, dice, es leer. "Leo desde la mañana hasta la noche. Lo primero que hago al levantarme es leer LA OPINIÓN", su diario, dice, desde que regresó de Venezuela hace diez años.

Cuesta creer que Manola haya soplado ya cien velas. No "toma ni una sola pastilla" y recuerda a la perfección su infancia y juventud en el barrio coruñés de Monelos y sus tiempos en Venezuela. No pierde la oportunidad de poner a prueba su agilidad con los concursos televisivos. "Nos gana a todos y hasta riñe a los concursantes", relata su nieta. Prueba de ello es que, entre otras muchas sorpresas, su familia ha preparado para los postres un simulacro casero de la Ruleta de la Fortuna. Y todo apunta a que Manola revalidará el primer puesto. A ella, dice, los años no le pesan. Ni tampoco cuidar de nietos, biznietos y tataranietos "Esta familia aún puede dar más", ríe.