El Concello de Miño tiene previsto iniciar en breve los contactos con el nuevo Gobierno para renegociar las condiciones del préstamo de 12,5 millones que le fue concedido para pagar la deuda principal a los expropiados de Fadesa. El alcalde, Ricardo Sánchez, admite las dificultades para que Miño -con un presupuesto de 5,3 millones-, pueda devolver el préstamo en el plazo estipulado (ocho años y dos de carencia). "Les plantearemos los hechos, les diremos hasta dónde podemos llegar", sostuvo ayer a consulta de los medios.

El Ejecutivo municipal todavía no ha elaborado un plan económico financiero, pese a que es evidente que inestabilidad financiera al cierre del ejercicio. El anterior interventor recomendó presentar cuanto antes un plan de ajuste que debía incluir subida de impuestos y recortes en servicios y ayudas para garantizar la devolución en préstamo del plazo. El Gobierno local se ha negado hasta ahora a realizar recortes o subida de tributos, pero no ha planteado una opción alternativa.

El Concello parece fiarlo todo de momento a una ampliación del plazo de devolución o a que el Supremo revoque la sentencia del Superior, que rechazó reconocer a Miño acreedor preferente. "La esperanza nunca se pierde", replicó el alcalde al ser consultado sobre sus expectativas de que prospere su recurso (una opción que los asesores jurídicos consideran escasa).

El Concello comenzó hace ya meses a pagar la deuda principal a los expropiados y espera completar los pagos "antes de Navidad", según avanzó ayer el concejal de Hacienda, Agustín Andrés. El pago de esta deuda no cubre a la totalidad de los afectados, dado que varias de las sentencias recayeron firmes con posterioridad a la solicitud del préstamo. El Concello adeuda además en otros conceptos, especialmente intereses, otros nueve millones. Su plan pasa por intentar renegociar una quita.