Arteixo es más que industria. Quiere aprovechar su potencial para atraer turistas al concello. Desde mayo la Oficina de Turismo ha atendido a 1.661 visitantes, 237 por mes de media, según los datos que recopilan los propios trabajadores de la instalación municipal. Una de las encargadas de gestionar la oficina es la técnica municipal María Rozamontes, que explica que "Arteixo es más que Sabón", que es lo primero que ven los turistas cuando llegan a la rotonda del polígono.

"La gente lo que valora es lo natural. Los puertos o las calas", asegura Rozamontes. Arteixo fue en 2016 el municipio de la provincia que más banderas azules (enseña que premia la calidad, los servicios y la seguridad ) tuvo en sus playas. Destacan arenales como Barrañán y Alba-Sabón. Cerca de Valcovo está también el monumento al Voyeur, que representa un catalejo.

Los visitantes que llegan a la Oficina de Turismo, que está situada junto al campo de la fiesta, preguntan mayoritariamente por la Costa da Morte, según María Rozamontes. En la oficina les dan también información sobre Arteixo. Uno de los potenciales turísticos del municipio está en su litoral. El pasado fin de semana el Concello organizó una ruta desde O Reiro hasta el regato de Augacae, que es una cascada que cae directamente al mar y que es poco conocida. Divide los municipios de Arteixo y A Laracha en las proximidades de Caión. No es la única cascada de la zona, ya que también está la del Rego do Xunco. Otro punto en el que destaca el concello arteixán es en las iglesias románicas: tiene la de San Estevo de Morás, Santa Mariña de Lañas o San Tomé de Monteagudo. También está la de Pastoriza.

La industria tiene cabida en la Oficina de Turismo. La técnica municipal señala que hay algunos visitantes que preguntan por Inditex. Rozamontes indica que quieren saber "si se puede visitar" o simplemente por cuestiones de negocio. La técnica municipal afirma que "Inditex es el principal dinamizador turístico del Concello".

En la Oficina de Turismo hay dos trabajadores. Han vivido varias anécdotas curiosas. María Rozamontes relata que una vez entró un peregrino polaco que venía de Fisterra y que quería ir a A Coruña. Únicamente sabía hablar polaco. "Nos entendimos por lenguaje gestual y el mapa", asegura. Otra anécdota que cuenta es la que protagonizó una familia de Alicante, que protestó porque no llovía y parecía que hacía el mismo tiempo que en el Mediterráneo. Rozamontes recuerda también que una vez entró una familia de Toledo y que sin darse cuenta los atendió en gallego hasta la mitad de la explicación. "Me dijeron que siguiese, que les gustaba oírme hablar", afirma.