Los datos del Padrón actualizados a 1 de enero de 2016 dejan por segundo año consecutivo en evidencia las optimistas expectativas que alumbraron el nacimiento de Oza-Cesuras. La alianza pionera no ha frenado la caída de población, al contrario de lo que vaticinaba el plan de viabilidad. El nuevo municipio ha registrado otro descenso poblacional en el último año, situándose ya en los 5.181 censados, una caída de 72 empadronados con respecto a 2015.

La caída preocupa a un concello que ha logrado mejorar cuantitativamente sus ingresos con la fusión, debido en buena medida al incremento de su participación en los tributos del Estado. La alianza de Oza dos Ríos ( con 3.229 habitantes al inicio de la fusión) y Cesuras (2.225 habitantes) permitió al flamante concello subir un escalón en la participación de tributos del Estado. Y es que la parte que los ayuntamientos reciben de los tributos recaudados por la Administración central se distribuyen en un 75% en función de su número de habitantes, ponderados por unos coeficientes multiplicadores que tienen en los 5.000, 20.000 e 50.000 habitantes sus límites. Así, para los concellos de menos de 5.000, el coeficiente es 1; mientras que si supera esa población pasa a ser de 1,17.

El Concello de Oza-Cesuras se marcó como uno de sus principales propósitos engordar el padrón y alejarse lo máximo posible de la barrera de los 5.000 habitantes, aquella en la que la Administración estableció el mínimo de viabilidad de los municipios. El plan que avaló la alianza vaticinaba que la fusión impulsaría la población del municipio. "El nuevo espacio y territorio de Oza-Cesuras presentará un indudable atractivo para fijar población y actividades industriales", recoge el proyecto, que la fusión como "una potente estrategia como reacción al proceso de pérdida de masa poblacional".

Los promotores del plan apelaban al "efecto marca" y fiaban el buena medida sus alegres previsiones a la implantación de una planta logística de Coca-Cola o una central de biomasa. Dos proyectos empresariales que siguen en un limbo.

La ausencia de los revulsivos anunciados a mermado las expectativas de este concello rural, de población envejecida y dispersa, que pasó de 5.275 habitantes en 2014 a 5.253 en 2015 5.181 censados en 2016.