Llevan años cerrados a cal y canto pese a las promesas y proyectos anunciados por los políticos. Son edificios públicos infrautilizados que, en algunos casos, ocupan lugares céntricos de los municipios del área y que ya sea por un conflicto entre administraciones, irregularidades urbanísticas, problemas burocráticos o falta de personal llevan años cerrados a los vecinos.

Betanzos lidera el ranking de bienes patrimoniales en desuso. El Ayuntamiento negocia desde hace años sin éxito la conversión del antiguo ambulatorio, propiedad del Estado, en un centro de día. El Consistorio brigantino tampoco ha tenido éxito a la hora de reclamar la apertura a las asociaciones del antiguo edificio de sindicatos, tapiado tras varias incursiones de okupas y que permanece totalmente infrautilizado a pesar de las demandas de los colectivos vecinales.

La biblioteca infantil ejecutada con fondos del Plan E en 2010 también permanece cerrada a cal y canto. El Gobierno local justifica el retraso en abrir este espacio al ocio infantil por las dificultades para contratar personal.

Un edificio que lleva años en el punto de mira es la antigua sede del Ligal, en Bergondo. Este inmueble, propiedad de la Xunta, se deteriora a pasos agigantados pendiente de su cesión al Consorcio As Mariñas, que sigue sin cristalizar. Dificultades técnicas mantienen aún vacío el centro de día de Miño construido hace ya siete años y cuya "inminente" apertura ha sido anunciada en más de una ocasión por la Xunta.

La lista de inmuebles en desuso es larga. Apeaderos o escuelas unitarias como las de Cela siguen a la espera de un nuevo destino. Antiguos locales hosteleros, como el Náutico de Sada, pendiente de que obras de legalización o el centro tecnológico de Cerceda, en proceso de conversión en vivero de empresas.