"El número que usted ha marcado no corresponde a ningún cliente". Es la maquinal respuesta que reciben desde hace semanas las personas que intentan reservar cita para visitar el pazo de Meirás llamando al teléfono que la Consellería de Turismo anuncia en su web. Las visitas a este Bien de Interés Cultural las gestionan directamente los herederos del dictador a través de una empresa y la Dirección Xeral do Patrimonio ha pedido explicaciones a la familia Franco por mantener inoperativo este servicio obligatorio. "Comprobamos que el teléfono no funciona y hemos solicitado información al respecto a los propietarios vía correo electrónico", explicó ayer la Consellería de Cultura a consulta de este medio.

Es la segunda vez que el Gobierno gallego pide explicaciones a los propietarios de As Torres tras recibir las quejas de ciudadanos y del Concello de Sada por las trabas para visitar este monumento, que fue regalado al dictador en 1938 tras ser adquirido mediante ventas forzadas, descuentos en nóminas de los funcionarios municipales y provinciales y emisión de bonos supuestamente de compra voluntaria.

Desde el Gobierno local aseguran que han recibido alrededor de una treintena de quejas en los últimos meses y que hace ya unas semanas que advirtieron a la Xunta de que el teléfono estaba inoperativo. Desde la Consellería de Cultura sostienen que aguardan las explicaciones de los propietarios, pero avanzan que tomarán las medidas oportunas para garantizar que se cumpla el régimen de visitas a este Bien de Interés Cultural -la ley establece un mínimo de cuatro días al mes-.

Las quejas por supuestos incumplimientos en el régimen de visitas llevaron a la Xunta a abrir un expediente a los Franco hace ya un año. Según explicaron desde la Consellería de Cultura, el expediente se archivó porque el Concello de Sada -que emitió la queja - aportó "escasas" protestas ciudadanas, que los gestores de las visitas achacaron a un problema puntual con el correo electrónico. La empresa que gestiona las visitas sostuvo entonces que en ningún momento habían pretendido obstaculizar las visitas y que respondía en aquel momento a los correos atrasados.

Lo cierto es que, al margen de aquel expediente, la gestión de las visitas al pazo de Meirás ha estado envuelta en polémicas desde el momento en que los Franco se vieron obligados a abrir las puertas de su propiedad por mandato judicial.

Hubo protestas por el cierre en agosto con motivo del veraneo de la familia, por las supuestas dificultades para concertar cita y el Valedor do Pobo llegó a pedir explicaciones tras denunciar un joven en silla de ruedas que los encargados de las visitas le habían impedido visitar los salones del pazo porque podía rayar el suelo. Su denuncia fue respaldada por las monitoras de la excursión y llevó al Valedor a abrir diligencias de oficio. Los propietarios apelaron entonces a problemas de accesibilidad y la Xunta se comprometió a exigir medidas para suprimir las barreras en la medida de lo posible, pese a que lo que denunció en aquella ocasión el denunciante y los testigos del incidente fue que el guía impidió el acceso a un hombre en silla de ruedas no por falta de accesibilidad, sino por los supuestos desperfectos que podía causar en el suelo.

El hecho de que sean los propietarios los que gestionen las visitas al Bien de Interés Cultural complica hacer un seguimiento de las posibles incidencias e incumplimientos. El Concello de Sada ha reclamado sin éxito a la Xunta que le permita gestionar directamente las visitas. El concejal de Turismo, Liss Suárez Becerra (BNG) avanza que solicitará a la Xunta que se replantee su negativa e incide en la importancia de que la Administración vele porque se respete el régimen de visitas de uno de los principales atractivos del municipio.