La Asociación Pro Personas con Discapacidad Intelectual de Galicia (Aspronaga) abrió ayer las puertas de su nueva residencia en Lamastelle, financiada por la Fundación Amancio Ortega con más de 1,5 millones de euros, pero lo hizo solo durante unas horas, ya que la entidad no ha llegado todavía a un acuerdo con la Xunta sobre cómo se adjudicarán las quince plazas que oferta.

El gerente de la asociación, Pompeyo Fernández, defendió ayer que sean los usuarios de Aspronaga los que tengan prioridad para ocupar estas habitaciones, ya que el complejo está construido en la parcela de la asociación en Lamastelle y, según indican desde la dirección, será atendida por personal de la entidad con 19 trabajadores. Su iniciativa choca con la de la Xunta que, en principio, sumaría estas quince plazas a su bolsa pública y las adjudicaría entre los demandantes del servicio, sin tener en cuenta su afiliación a una entidad concreta.

El presidente de Aspronaga, Álvaro Martínez, manifestó ayer su deseo de que la residencia se ponga en marcha "cuanto antes" para poder prestar servicio a las personas con grandes necesidades de apoyo a las que está dirigida, y espera que, "después de Semana Santa" la apertura de puertas de este nuevo edificio de Lamastelle sea definitiva. La Consellería de Política Social, sin embargo, no explicó ayer a preguntas de este diario, cuándo entrará en servicio este nuevo equipamiento ni si será posible reservar una cuota, tal y como piden en Aspronaga, para que sean sus usuarios los que puedan ocupar sino las quince, sí "la mayoría de las plazas" que oferta este nuevo inmueble. El gerente de la entidad considera que, si la Xunta no accede a su petición estará "frenando cualquier iniciativa privada que se pueda hacer en este sentido", ya que cree que las entidades no invertirán en mejorar sus servicios ni en buscar financiación externa como la aportada por la Fundación Amancio Ortega si, finalmente, quienes se van a aprovechar de ellos no son sus asociados. En este caso, lo acordado es que las plazas sean públicas, por lo que recibirán financiación de la Xunta.

Pompeyo Fernández alegó ayer que tienen usuarios en residencias que no están tan bien equipadas como la que acaban de construir y que, si se mudasen a las nuevas instalaciones de Lamastelle, podrían dejar libres las plazas que ahora ocupan para otras personas que precisen menos cuidados que ellos.

La residencia por dentro

El estudio de arquitectos Pier&Valiño fue el encargado de ejecutar las obras, que se vieron condicionadas por una circunstancia: el edificio existente y es que en esta superficie había antes una nave que tenía varios usos, desde acoger una unidad del centro de día hasta ser la sede del taller de invernadero y un almacén. Son 620 metros cuadrados que, tras una inversión de más de 1,5 millones de euros y el diseño de Elsa Urquijo Arquitectos se han convertido en quince habitaciones para personas con grandes necesidades de apoyo -algunas de ellas equipadas con baños para grandes dependientes-, con un cuarto para un cuidador, con una cocina, con lavandería y un comedor con sofás y mesas en los que los residentes puedan pasar la tarde. Tiene además dos salas de cuidados y curas y todo esto en una única planta en la que las paredes ceden gran parte de su espacio a una cristalera para que los residentes, aunque no puedan salir, sientan que están en plena naturaleza.

Aspronaga cuenta actualmente con setenta plazas de residencia en Lamastelle y 18 plazas, nueve para hombres y otras tantas para mujeres en dos pisos en A Coruña. Fernández explicó ayer que las necesidades de sus usuarios se van haciendo mayores con el paso de los años, ya que la esperanza de vida es mayor y su movilidad se va reduciendo.