El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, negó ayer que en el municipio de Oleiros haya una "persecución" hacia los perros y destacó que solo se hace cumplir la normativa, tras las demandas vecinales de una mayor "sensibilidad" con las mascotas, la creación de áreas caninas y la reclamación de mayor vigilancia en el trato a los canes. Aunque en la normativa se prohibe la presencia de perros, García Seoane recordó que en la práctica sí se les permite ir en invierno, al igual que en otros concellos.

Seoane destacó que en parques como el José Martí de Santa Cristina no se les permite la entrada porque es un lugar "excepcional" y los canes escarban la tierra y el césped. Agregó que "todo Oleiros vale para andar con los perros: calles, montes, leiras...".

El regidor también quiso desmentir que él tenga animadversión contra estos animales aunque le hayan mordido tres veces, y contó dos anécdotas que evidencian la extraordinaria fidelidad y amor que pueden profesar los perros a sus dueños.

"Cuando murió mi abuelo, su perro Crispín estuvo tres meses delante de su casa en Perillo, esperando a que volviese. Y en el parque José Martí, antes de que se arreglase como parque, cuando era un erial, vivía una mujer en una chabola de madera, muy pobre, con gatos y perros. Uno de ellos, después de que ella muriese, se quedó en aquel sitio durante más de seis meses", contó García Seoane.