Se acabaron en Oleiros los galpones de cemento o de chapa, donde se colocan desde lavadoras hasta cocinas e incluso duchas. Desde que la Xunta aprobó el año pasado la normativa que permite instalar en suelo rústico construcciones e instalaciones de apoyo a actividades agrícolas con una simple comunicación previa en el Concello, Oleiros ha registrado una "proliferación" de estas solicitudes. El Ejecutivo local está preocupado porque este incremento de solicitudes de vecinos "en un municipio con escasa implantación agrícola", puede acarrear el "peligro de proliferación de galpones encubriendo otros usos y afeando el paisaje de Oleiros como ya ocurrió antes del planeamiento de 1984 y que tanto costó erradicar". Por esta razón llevará el pleno de la próxima semana, para su aprobación, una ordenanza reguladora de instalaciones para aperos de labranza en suelo rústico.

El grupo de Gobierno critica que la nueva ley gallega no diferencie categorías dentro del suelo rústico (ordinario o de protección especial) y además permita estas construcciones sin tener en cuenta el tipo de concello y eliminando además las disposiciones municipales de los planes generales, que son más restrictivas en cuanto a las características, estética y permisos de estos galpones. A Oleiros le es de aplicación la nueva ley de forma inmediata, al tener su planeamiento adaptado a la última legislación del suelo.

El plan urbano oleirense no permite ningún tipo de instalación en rústico ordinario o de protección y no regula el uso agropecuario como un uso global. Además, para pequeñas instalaciones, regula sus condiciones estéticas. Con la nueva normativa que prevé aprobar el Concello se podrán instalar en suelo rústico casetas "de carácter provisional, auxiliar y portátil" para almacenar exclusivamente aperos de labranza vinculados a la actividad agraria, junto a huertos familiares en explotaciones domésticas.

Estará prohibido instalar cocinas, baños, conexión de luz o agua, placas solares, antenas de televisión o fosas sépticas. Ni leñeras ni barbacoas. No podrán construirse de albañilería, con pavimentación en el suelo, y no se podrán usar como galpones los habituales contenedores de obra, remolques, autocaravanas o casetas de obra. Deberán ser de madera o resina, en color madera o verde oscuro, gris o marrón. La cubierta será a dos aguas, con 35 grados de pendiente máxima y 1,3 metros cuadrados de superficie máxima, y sin ventana. Solo podrá haber una por parcela catastral, separada 5 metros de las lindes.

El que quiera instalarla deberá depositar 200 euros de aval. El Concello hará un inventario de casetas y las vigilará para comprobar que se destinan al uso previsto.