Basta adentrarse unos pasos en A Magdalena para que las antiguas edificaciones que bordean el camino real despierten en el visitante la curiosidad por conocer la historia que esconden sus ruinas. Encajado entre modernos bloques de edificios, a pie de carretera y a espaldas de Betanzos, este barrio extramuros pasa con frecuencia desapercibido para quienes recalan en la Ciudad de los Caballeros atraídos por su casco histórico, su legado modernista o su parque enciclopédico.

Solo el extenso patrimonio betanceiro puede explicar la crónica desatención que ha sufrido este barrio de pasado lazareto que otro municipio más parco en historia habría convertido en parada obligada. Fue refugio de leprosos, revivió como barrio industrial con la implantación en el siglo XVIII de la fábrica de curtidos y acogió un campo de concentración en la guerra civil del que han dado doloroso testimonio, entre otros, Vicente Ferrer.

Pese a su valor histórico, este rincón sobrevive acosado por nuevas edificaciones y aguarda desde hace décadas una distinción que se hace de rogar. La primera petición para declarar Bien de Interés Cultural sus elementos más singulares data de 1983. Sobresalía entre ellos la antigua tenería levantada en el siglo XVIII, adquirida y ampliada por Marcelino Etcheverría en 1837. El devenir de esta fábrica de curtidos, su imparable deterioro, ilustra el temor que sienten los vecinos a que A Magdalena siga sus pasos y sucumba al abandono. Hoy solo es visible la singular chimenea de ladrillo, todo un icono que se mantiene en pie rodeada de maleza tras la progresiva destrucción de la fábrica.

La caída de esta factoría es un ejemplo de "la incuria y la especulación" que ha rodeado este barrio, según el historiador Juan María García Otero, cofundador de la asociación de empresas de restauración de España, Arespa. En su artículo El barrio de La Magdalena de Betanzos, este escritor brigantino recuerda que en los años ochenta todavía se conservaba la techumbre y dependencias de la fábrica, que "luego se destruyó a conciencia, dejando solo las paredes exteriores con el objetivo más que probable de acelerar su ruina", lamenta.

La asociación de vecinos de A Magdalena ha reclamado insistentemente al Concello que inicie los trámites para solicitar la declaración BIC de la emblemática chimenea y también de la antigua fábrica de la luz, que lleva años de silencioso deterioro a pie de carretera, o de la fuente de A Cangrexeira. Los residentes insisten en la necesidad de incrementar la protección de los elementos singulares para garantizar su pervivencia, De momento, sin éxito.

Lejos de desfallecer o rendirse, el colectivo que aglutina a los residentes ha puesto en marcha varias iniciativas durante los últimos años para reivindicar su barrio y dar a conocer su pasado. Han dado impulso a sus fiestas tradicionales, organizado exposiciones de fotografías antiguas y han dado voz a los mayores para que relaten el pasado de A Magdalena y no perder ni un fragmento más de su historia.