Toxo florido, queiroas, breixos, pirixel de mar, rumex, herbas de namorar... Todo flora normal en la escarpada costa del norte de Oleiros y de repente, en la entrada a la ensenada de Canaval y a escasos metros de Seixo Branco, en plena zona protegida del Monumento Natural Costa de Dexo-Serantes, un grupo de plumachos, la hierba de la Pampa que no discrimina a la hora de invadir cualquier hábitat gallego.

Este matojo de cortaderia selloana, al borde del sendero que lleva a las antiguas baterías de Seixo Branco, disfruta de unas envidiables vistas de la ría coruñesa en medio de tojos y helechos. Su eliminación es más difícil aún en una zona costera y protegida donde no se podría usar el único método por ahora efectivo contra esta planta invasora, el herbicida glifosato.

Los visitantes y turistas han llamado la atención sobre la presencia de este grupo de plumeros en reciente floración debido al contraste que supone, y también la amenaza de que se expanda en el que es uno de los ecosistemas más excepcionales de la costa gallega, según la Xunta en el decreto de 2000 por el que protegió este ámbito.