Hoy, 1 de mayo, betanceiros y foráneos tienen una cita con los García Naveira. Una jornada lúdica y reivindicativa para redescubrir el tesoro legado hace más de un siglo por estos indianos que recrearon en O Carregal lo visto y soñado en sus viajes alrededor del mundo. La primera edición de Pasa el Tiempo & Draw, convocada por la plataforma vecinal para demandar la conservación del jardín enciclopédico, llega en plena rememoración de los días negros de este singular recinto brigantino.

El cronista oficial de Betanzos, José Raimundo Núñez-Varela y Lendoiro, ha publicado durante las últimas semanas varios artículos en su blog bajo el título Imágenes de un desatino en los que rememora la destrucción de ciertos elementos singulares de este parque durante la década de los ochenta, en plena negociación para su compra y tras la petición de que fuese declarado Bien de Interés Cultural.

Este historiador local formaba parte de Adelpha, el colectivo que promovió en 1981 la petición de que el jardín fuese declarado BIC para frenar el depósito de escombros y los intereses especulativos que amenazaban su pervivencia. Según su relato, del que aporta varias instantáneas, el período comprendido entre la solicitud del BIC y la compra del Pasatiempo por parte del Concello lejos de acoger los primeros avances en su recuperación, dio pie a otro episodio destructivo.

El relato de estos hechos ha encontrado eco inmediatamente en la plataforma Salvemos El Pasatiempo, que ha difundido a través de las redes sociales los artículos para que los vecinos conozcan el pasado del parque y sumen fuerzas para evitar que este tipo de episodios se repitan.

¿Pero qué paso durante aquellos años? La crónica de Raimundo Núñez arranca el 24 de abril de 1981. Ese día el Ayuntamiento de Betanzos recibió un escrito del Ministerio de Cultura en el que le notificaba que había abierto expediente para declarar Jardín Artístico El Pasatiempo. "Todas las obras que hayan de realizarse en el jardín cuya declaración se pretende o en su entorno propio no podrá llevarse a cabo sin la aprobación previa del proyecto correspondiente por esta Dirección General", advertía el Estado en su escrito.

El aviso no tuvo efecto. Y los trámites del BIC nunca llegaron a completarse. El cronista relata que durante esos años se llevaron a cabo varias actuaciones de derribo "propiciadas por el Gobierno local sin ajustarse en los más mínimo a las disposiciones del oficio del Ministerio de Cultura".

En julio de 1985, un año antes de la adquisición de la finca por 30 millones de las antiguas pesetas, se procedió al derribo de la casa taquilla y la denominada Casa de los Espejos para habilitar un aparcamiento para las instalaciones deportivas. Un año después, tras la compra del recinto por parte del Concello, una excavadora arrasó con los restos del Estanque de los Papas, sin atender las peticiones del colectivo que demandaba su recuperación tras lograr ayudas de la Caja de Ahorros o el Club de Leones para proceder a su desescombro y rehabilitación. Sobre el antiguo estanque se construyó el campo de fútbol.

Estos episodios llevaron al arquitecto José Ramón Soraluce a publicar el artículo Una vez más, El Pasatiempo. Su reflexión podría extrapolarse a la actualidad. Treinta años después y tras acometerse un proyecto de rehabilitación en los noventa, este singular parque vuelve a estar en la encrucijada. Décadas de olvido, "de intereses y la dejadez" que denunciaba ya Soraluce en el 1986 obligan a replantearse una vez más el futuro de este parque enciclopédico. Este arquitecto ya apelaba entonces a la necesidad de rehabilitar El Pasatiempo para que volviese a ser un "conjunto vivo y atractivo". Su recuperación, advertía ya entonces, "es un problema del proyecto".

Treinta años después, el debate vuelve al mismo punto. El movimiento ciudadano para exigir la recuperación del jardín enciclopédico ha agilizado las gestiones de las administraciones, que prometen ahora celeridad en la declaración de Bien de Interés Cultural, pendiente desde 1981. El Concello encargará un proyecto y cuenta ya con el compromiso de la Diputación de aportar el 45% del coste de los trabajos, valorados en 1,3 millones.

Hoy el parque ha recibido la visita de los betanceiros que quieran sumarse a la reivindicación lúdica Pasa el Tiempo & Draw. Será una oportunidad para redescubrir este recinto, convertirlo en fuente de inspiración: sacar fotos, dibujar, escribir o pasear en compañía de amigos o familiares. Será también una oportunidad para conocer el pasado del parque, sus secretos ocultos, sus zonas en sombra y trazar entre todos ese proyecto que tanto se resiste para que el sueño indiano de los Naveira encuentre acomodo en este tiempo.