El Concello de Miño está abocado a presentar ya un plan de ajuste que garantice el pago del préstamo de 12,5 millones que solicitó para pagar a los expropiados por Martinsa Fadesa. El Ayuntamiento fio todas sus esperanzas a una ampliación del plazo de devolución del crédito y ha dejado pasar casi dos años sin tomar las medidas precisas pese a las advertencias de Intervención.

La liquidación de las cuentas de 2016 dibuja un escenario alarmante. Miño, con un volumen de deuda que prácticamente triplica el máximo legal, tendrá que tomar medidas sin más dilación. El alcalde, Ricardo Sánchez, ofrecerá hoy una rueda de prensa para informar de las opciones que sopesa. Una vez constado el desequilibrio, que era más que previsible, el Concello dispone de un mes para elaborar un plan de ajuste y de dos para elevarlo a pleno. La primera cuota del préstamo tiene que pagarla el próximo año.

A día de hoy, el Concello sigue sin aclarar qué soluciones baraja para garantizar no solo la devolución del crédito de 12,5 millones, sino el pago total de la deuda con los expropiados, que ronda los 30 millones. Tampoco explica cómo prevé hacerlo sin quebrantar las arcas municipales de un municipio que dispone de un presupuesto que ronda los seis millones. La comparecencia del alcalde llega tras dos años de tropiezos por el laberinto de Fadesa.

EJulio de 2015. El Concello pide un préstamo de 6 millones. El 30 de julio de 2015 el pleno aprobó por unanimidad aceptar un crédito de 6 millones. Todos los grupos coincidían entonces que era la máxima cantidad que el Concello podía asumir dado el plazo de devolución que establecía el Estado (ocho años y dos de carencia).

EDiciembre de 2015. Rectifica y acepta 12,5 millones. Solo unos meses después el Concello dio marcha atrás y aceptó 12,5 millones de crédito. Todos los grupos votaron a favor y apelaron a la conveniencia de pagar la totalidad de la deuda principal para que dejasen de aumentar lo intereses.

EEl Concello ignora al interventor y se niega a aprobar ya el plan de ajuste. La ampliación del préstamo a 12,5 millones fue cuestionada desde el principio por el interventor, que advirtió de que Miño carecía de capacidad para asumir ese endeudamiento sin realizar ajustes "muy dolorosos": importantes recortes y subida de impuestos. El funcionario recomendó aprobar sin más dilación un plan de ajuste dado que no era preciso aguardar a la liquidación para vaticinar que la cuantía del crédito abocaría a Miño a una situación de desequilibrio financiero. El Ejecutivo se negó, afirmó que por ley podía esperar a cerrar las cuentas de 2016 y fio sus esperanzas a la ampliación del plazo de devolución.

EAbril de 2016. El Ejecutivo da marcha atrás e intenta renunciar a la mitad del crédito. El Concello anunció hace un año un plan de pagos para devolver solo seis millones de préstamo y avanzó su intención de renunciar a los otros seis si los jueces lo admitían. El Ejecutivo justificó su paso atrás en evitar una subida de impuestos "salvaje".

EFinales de abril de 2016. El Concello vuelve a rectificar y asume la totalidad del préstamo. La indignación de los expropiados, los reproches de Intervención y las propias dudas del Gobierno local sobre la legalidad de su decisión le empujaron a dejar sobre la mesa el plan de pagos propuesto.

EMarzo de 2017. Aprobación del presupuesto. El plan de ajuste "no toca". El Ejecutivo aprobó en solitario su primer presupuesto desde 2014. La oposición criticó que las cuentas no reflejasen la millonaria deuda de Fadesa. El regidor sostuvo otra vez más que el plan de ajuste todavía "no tocaba".

ELa liquidación del ejercicio dispara todas las alarmas. El Concello colgó en las redes sociales un extracto de las cuentas de 2016. Y las conclusiones son alarmantes. Con casi el triple de deuda del tope legal, deberá aprobar ya un plan de ajuste con duras medidas.