El municipio de Oleiros era rico en yacimientos castrexos. Una publicación de 2009 los cifraba en una quincena, muchos ya sin más vestigio que referencias orales, pero entre los que destacaba dos: el de Subiña en Dexo y el de Xaz en Dorneda. El Ayuntamiento de Oleiros quiso recuperar y potenciar precisamente estos dos porque son los que mejor se conservan, de los que aún es apreciable su estructura, y en 1998 aprobó para cada uno de ellos un plan especial con el fin de crear sendos parques arqueológicos. Estos planes especiales, 19 años después, aún no se han ejecutado.

Se empezó con su desarrollo mediante la delimitación del ámbito y del área de respeto para evitar construcciones y obras que dañasen estos yacimientos, pero no se completó lo que preveía el plan especial: realizar unas prospecciones arqueológicas y acondicionar la zona para incorporarla al sistema de espacios libres públicos del municipio (parques arqueológicos visitables) y tratar de lograr la propiedad de los terrenos, en manos privadas.

El castro de Subiña es sin duda el que tiene las vistas más privilegiadas (y protegidas por el plan general), ubicado en la rúa Castro de Vixía. Desde su corona se ve desde la bahía de Mera hasta Santa Cruz, Bastiagueiro, Oza, la Torre de Hércules y toda la bahía coruñesa. Es el único que ahora mismo se puede decir que es visitable porque todo su entorno incluye senderos concéntricos que forman parte de la ruta oficial de senderismo R4 que incluye también Seixo Branco. Algunos senderistas han criticado que estos senderos están casi cerrados de tojos y los eucaliptos impiden ver las vistas.

Lo peor que advierten, sin embargo, son las construcciones a pie de castro: dentro del área de respeto, y aprovechando la pared de la base de la corona, se levantó un galpón, que en los últimos años se ha arreglado y se usa como garaje, "apoyado en la propia muralla del castro", tal y como advirtió el plan especial, pero sin que se hayan tomado medidas.

El plan especial aquí delimitó el área de respeto haciendo un quiebro en el lado sur para que varias viviendas no quedasen dentro del área de respeto, a pesar de estar, una de ellas, pegada a la corona, y representar, según reconoce el plan especial "una presencia violenta". Según la normativa, en un perímetro de cien metros no se pueden realizar obras ni instalaciones y cualquier deterioro o abandono del patrimonio arqueológico y su entorno "será sancionado", según la normativa.

El acceso a este castro es un camino de tierra (el Concello acaba de anunciar que lo va a pavimentar) de acceso a las casas. Se distingue su estructura formada por dos murallas concéntricas que definen el recinto interior.

Este castro situado sobre una colina tiene una planta circular rodeada al menos de una terraza que circunda su perímetro. El plan especial recomienda prospecciones arqueológicas porque "cabe esperar que se pueda tratar de un castro que revele una fuerte presencia de elementos romanos", relacionado con el de Punta Torrella y el fondeadero de Mera.

El plan especial del castro de Subiña preveía un estudio económico y financiero para ejecutarlo que suponía una inversión de 168.000 euros: en una primera fase se harían las prospecciones arqueológicas e indemnizaciones a propietarios por el cese de su actividad agraria durante la investigación; y en una segunda fase se acondicionaría la zona como parque arqueológico dentro del sistema de espacios libres públicos, además de adquirir los terrenos privados que conforman el castro (una treintena).

El caso de Xaz es el que tiene más oportunidades de hacer realidad el plan especial al completo. Todos los terrenos que lo conforman son de un único propietario, el conde de Maceda, y tras compras y convenios urbanísticos, el Concello de Oleiros recibe la propiedad tanto del bosque como del castro, con la ejecución en este lugar de la macrourbanización del campo de golf de 18 hoyos y unas 700 viviendas.

Al cederlo al Concello éste podrá cumplir lo que anunció en enero de 2006, cuando el entonces director xeral de Patrimonio, Felipe Arias, visitó el municipio: que la Xunta colaboraría con el Ejecutivo para recuperar y hacer accesible al público el castro de Xaz, convertirlo en parque arqueológico. Arias apostó entonces por hacer solo una limpieza y una tala selectiva, sin necesidad de excavar, e instalando solo paneles interpretativos.

El castro de Xaz tiene su área de respeto bordeando las urbanizaciones de chalés que se construyeron casi a sus pies. Sus bordes son visibles al pasar por la rúa Castro de Xaz. Es un yacimiento grande, de cuatro hectáreas, rodeado por una corona de árboles de gran porte.

Es un tipo castrexo prototípico de los llamados castros de llanura, y que tuvo unas estructuras defensivas muy importantes precisamente porque no estaba en una ubicación favorable. Estaba defendido por un complejo sistema de taludes y fosos concéntricos, con una estructura que aún se puede ver y recuperar, e incluso un revellín.

Las murallas y los cultivos agrícolas delimitan su interior y según el plan especial "es fácil que haya suministrado hallazgos casuales de objetos fragmentados extraídos por el arado". Para el castro de Xaz, el plan especial estimaba en 240.700 euros el coste de su puesta en valor.

Beatriz Comendador, Joaquín Ferrer y Santiago Vázquez, en su libro sobre los castras de Oleicos de 2009, vinculaban el rápido crecimiento demográfico y el desarrollo urbanístico con el deterioro de los castros.