Guerra química y a tiros. Esta es la solución que el servicio de Emerxencias e Protección Civil de Cambre ha puesto en marcha para plantar cara a la creciente presencia de las avispas asiáticas en el municipio. Eso sí, con productos respetuosos con el medio ambiente, aseguran los efectivos. Una ametralladora importada de Estados Unidos sirve para disparar a los nidos más altos o inaccesibles. Las balas llevan como munición dosis de insecticidas utilizados en agricultura ecológica, que no contaminan el entorno, y tienen casquillos elaborados con "plásticos biodegradables", explica el miembro de Protección Civil de Cambre y especialista en avispa asiática Lolo Andrade, que imparte formaciones por toda España sobre nuevas y mejores fórmulas de combatir a estas invasoras tras "treinta años investigando con insectos", cuenta.

"Intentamos evolucionar y buscar nuevas formas de eliminar la avispa respetando el medio ambiente, porque el sistema que se usa en Galicia por parte de la Xunta y en la mayoría de España es mucho más contaminante", asegura Andrade. "Estamos probando una decena de productos efectivos pero más respetuosos con el entorno. Un insecticida con cipermetrina, que se usa en agricultura ecológica, es el que mejores resultados ha dado hasta ahora", detalla el especialista en avispa asiática. Para los nidos más accesibles, los efectivos localizan la entrada e introducen el producto por ahí. Para los que se encuentran a 40 metros de altura o más o en lugares inaccesibles, los miembros de Protección Civil emplean la ametralladora. "Como las balas son biodegradables, aunque no le des al nido no pasa nada, cae y se degrada sin contaminar", afirma Andrade, encargado habitual de realizar los disparos. El producto se mezcla con fructosa, explica el especialista, de modo que "las avispas que no mueren por contacto, mueren después al comer la fructosa con insecticida", detalla.

Este producto es uno de los diez que los efectivos de Protección Civil prueban para erradicar los nidos de velutina. Otra de las opciones que han probado es introducir en los nidos un tipo de hongo entomopatógeno "presente en la tierra" o bacterias para que actúen "como un virus". Siempre, garantiza Andrade, "de forma segura" y con atención al tipo de nido y las circunstancias para decidir qué usar.

Convertir los propios nidos en trampas es otra de las "novedades" que perfeccionan los efectivos. "Estas avispas son caníbales, así que inoculamos a las larvas y avispas no nacidas y las adultas se llevan el tórax, donde está la mayor concentración de proteína, para darles de comer a las larvas, de modo que las envenenan", precisa.

La concejal de Seguridad Ciudadana, María Vázquez, confía en que estos sistemas ayuden a combatir a las invasoras. Este verano se retiraron 285 nidos.