Del rojo fuego al marrón oscuro, del burdeos al cobrizo o el naranja, del verde intenso al amarillo dorado... Cerezos, ginkgo biloba, liquidámbar, abedules, plátanos, álamos temblones, tilos, fresnos, robles de varios tipos, castaños... Los parques públicos del municipio de Oleiros se llenan de toda la gama de colores que les proporciona el otoño y en algunas zonas se convierten en un espectáculo.

Los árboles caducifolios tienen hojas que cambian de color antes de caer al suelo y en muchos casos en un solo árbol se pueden ver desde rojos a amarillas y naranjas. Están en parada, preparándose para el invierno, y como frenan la fotosíntesis, reducen la clorofila de las hojas y desaparece el más habitual color verde. Los colores que le salen se deben a las glucosas.

Uno de los parques con más juego cromático es el Nelson Mandela en Perillo, así como los preciosos liquidámbar del aparcamiento de Bastigueiro, un juego de tonos rojizos al igual que en la zona verde entre la Rúa Uxío Novoneyra y la avenida Ché Guevara en Bastiagueiro. Destacan también los plátanos del paseo frente al INEF, que van del verde al amarillo antes de caer, ya con tonos marrones. Destacan también los árboles del parque situado en un lateral de la Casa Consistorial.

El parque Ibarrola de Montrove, junto a la capilla, es más de primavera, cuando su arbolado y plantas explosionan con todo tipo de colores. Sin embargo, en su entrada, el otoño también le proporciona toques de color, con una planta trepadora en todos rojizos y verdes que coloniza uno de los edificios, y detrás los más clásicos plátanos.