- ¿Son frecuentes en la comarca los casos de maltrato a perros de caza como el registrado hace unas semanas en Vilarmaior?

-No, no suelen ser frecuentes. Casos como el de Vilarmaior son excepcionales. Al primero que le interesa que los perros estén bien es al cazador. De hecho, muchos de esos perros están muy cotizados.

-¿A qué cree que obedecen?

-Se dan un cúmulo de circunstancias que, aunque no lo justifican, pueden provocarlos: dejadez, problemas de ubicación de los animales... En el caso de Vilarmaior, los perros estaban en unas condiciones deplorables. No es lógico ni justificable tener a un perro atado a un árbol sin alimentos y sin unas mínimas condiciones de bienestar.

-En ese caso no pudieron realizar un examen pericial porque cuando llegaron al lugar con el veterinario el dueño dijo que los perros se habían escapado. ¿Cree preciso mejorar el protocolo?

-Lo que creo que sería muy importante es contar con un cuerpo de veterinarios forenses que esté a disposición de la administración de justicia, porque hay un problema a la hora de determinar qué es un delito de maltrato animal y qué es una infracción administrativa. No todo maltrato es un delito y para probarlo es necesario un informe pericial que certifique por qué el animal está en esa situación. Por ejemplo, en el caso de desnutrición es importante determinar que es por dejadez del dueño.

-¿Y ahora cómo hacen?

-Ahora lo que hacemos es contactar con la Xunta e intentar hacer una inspección conjunta con un veterinario, pero hay que coordinarse y a veces no puede hacerse con toda la celeridad necesaria. La colaboración es muy buena, pero creo que la investigación de casos de maltrato animal mejoraría con un cuerpo de veterinarios forenses.

-¿En el caso de Vilarmaior, a qué castigo se expone el dueño?

-De probarse la existencia de un ilícito penal, la condena iría de 3 meses a 1 año de prisión e inhabilitación para la tenencia de animales.

-¿Algún caso de maltrato animal le impresionó especialmente?

-Recuerdo el caso de un pitbull al que encontramos con el cuello prácticamente abierto porque lo habían atado con una cuerda de alpaca y el perro, tras varios días sin comida, la rompió y se hizo una herida que impresionaba mucho. En ese caso, teníamos un informe veterinario que certificaba lesiones graves, pero el dueño quedó absuelto porque no se probó el dolo, la intencionalidad. Nosotros entendíamos que se daban los tipos que marcaba el código penal, pero eso es algo que tienen que determinar los jueces.

-¿Y recuerda alguno que culminase con una sanción?

-Sí, tuvimos un caso muy grave con una protectora de animales en 2006. Tenía sus instalaciones en Bens y Limiñón y se les fueron de las manos. Se quedaron sin voluntarios y tenían casi trescientos animales que no podían atender. Cuando intervenimos, parte de los animales estaban en muy mal estado y hubo que sacrificar algunos. El caso no se tramitó como un delito de maltrato, porque de aquellas el código establecía que tenía que haber ensañamiento, pero la Xunta intervino, se impuso una importante sanción administrativa y se ordenó el cese. Fue un caso excepcional, porque las protectoras en A Coruña y área funcionan estupendamente y llevan a cabo una labor muy importante.

-¿Cuáles son las denuncias más frecuentes por maltrato animal en la comarca?

-Es importante distinguir entre un maltrato en sí y tener un perro en condiciones que no son más las apropiadas, ya sea porque el sitio no reúne las condiciones higiénicas o porque está todo el día encadenado? Las llamadas más frecuentes son por el típico perro que está en el patio de luces todo el día ladrando al que no sacan nunca a la calle o que está 24 horas encadenado en la finca rodeado de suciedad.

-La nueva ley establece la prohibición del encadenamiento perpetuo...

-Sí, es algo que viene muy bien, porque hasta ahora la normativa solo decía que hay que dar un trato adecuado al animal y eso es un poco abstracto. Hay personas que tienen una sensibilidad más acentuada y otras menos o cero sensibilidad. Es un avance legislativo importante definir esos detalles, estipular por ejemplo que no se puede tener un perro atado las 24 horas ni utilizar collares eléctricos, eso va a ayudar a clarificar las cosas.

- En el área coruñesa se han registrado también casos llamativos de maltrato a caballos o ganado...

-Sí, hubo un caso grave en Vilasantar, por ejemplo.

-¿Cree que en ese tipo de casos de abandono extremo influye la crisis del sector?

-La crisis puede influir y también las circunstancias personales, que, aunque no los justifican, sí explican casos como el de Vilasantar. Se trataba de una persona que no estaba bien, que no quería desprenderse de los animales de ninguna manera, pero que no los podía atender porque eran muchísimos. Llegó a tener 150 vacas, él solo, con la luz cortada? Cuando la Administración intervino para hacerse cargo de las vacas, se puso agresivo, incluso golpeó a los guardias y después huyó. Finalmente el juicio no llegó a celebrarse porque se alcanzó un acuerdo extrajudicial.

-¿Nota más sensibilización contra el maltrato animal?

-Sí, aumentó muchísimo. Nosotros vamos a dar charlas a los colegios e incidimos mucho en que no se deben asociar los perros a un juguete, por ejemplo. Insistimos mucho a los niños en que tienen que ser conscientes de que una mascota conlleva una responsabilidad muy importante, que necesita cariño, atención, un lugar adecuado... Intentamos concienciar. Eso es lo más importante, mucho más que penalizar conductas.