Tras estudiar el parásito que origina altas tasas de mortalidad en el rodaballo y, por tanto, grandes pérdidas para el sector acuícola gallego, Natalia Mallo (Sada, 1984) se trasladó a Glasgow para investigar el protozoo causante de la toxoplasmosis en humanos y animales. Además de buscar posibles dianas terapéuticas, sus estudios actuales en el Wellcome Trust Center for Molecular Parasitology de la prestigiosa Universidad de Glasgow pueden revelar conocimiento válido para luchar contra otra enfermedad letal, la malaria.

Natalia Mallo estudió Biología en la Universidad de A Coruña y después se trasladó a Santiago para cursar un máster en Ingeniería Biotecnológica. Desarrolló su tesis en el Instituto de Investigación y Análisis Alimentarios e identificó varias enzimas del parásito que produce la escuticociliatosis: "Pueden actuar como buenas dianas terapéuticas porque no están presentes en el rodaballo. Y también probé algunos tratamientos".

Finalizada su estancia en Compostela, Mallo fue contratada en 2016 por el laboratorio de Lilach Sheiner y puso rumbo hacia Glasgow. Los grupos del Wellcome Trust Center for Molecular Parasitology investigan patologías como la malaria, la enfermedad del sueño, la leishmaniosis y, en el caso de la investigadora gallega, la toxoplasmosis, que puede causar mortalidad en fetos y en personas con inmunodeficiencias.

"Estudiamos la biogénesis y evolución del parásito que la produce, Toxoplasma gondii, y buscamos dianas terapéuticas para tratar la enfermedad. Somos uno de los pocos grupos trabajando en su mitocondria. Pero además, como este protozoo pertenece al mismo grupo que Plasmodium, el causante de la malaria, y no ofrece tantos problemas para trabajar con él porque tiene una categoría más baja de seguridad también lo utilizamos como modelo para extrapolar datos que nos ayuden a conocer esta enfermedad", explica.

La sadense destaca la apuesta que realiza el centro escocés por la divulgación: "Se intenta mostrar lo que hacemos a la sociedad para que la gente sea consciente de la importancia del I+D y apoye que se destine financiación. Se organizan muchas ferias y los científicos visitan los colegios. El año pasado participé en actividades escolares y ahora asisto a unos talleres para comunicar ciencia a todos los públicos a través de las redes sociales".

Natalia Mallo está convencida de que esta misión debe formar parte de las responsabilidades de cualquier investigador. "Los proyectos no pueden estar alejados de los problemas reales. La ciencia básica es fundamental, pero debe existir más comunicación entre la investigación y la sociedad. Y la divulgación puede ser la herramienta", reflexiona.

El centro ha recurrido a los cómics para explicar las enfermedades parasitarias que estudian y Natalia Mallo podría ser un buen fichaje en próximas entregas pues es una gran aficionada al dibujo, disciplina en la que se formó durante su etapa escolar y mientras estudiaba en Santiago.

Asegura que cuando observa los parásitos a través del microscopio muchas veces siente encontrarse frente a auténticas expresiones artísticas. "Dibujar me sirve para relajarme y distraerme. Y además me ayuda a entender lo que veo. La fotografía implica un proceso más pasivo, pero al dibujar te fijas más en el detalle e interiorizas mejor el conocimiento. En los colegios se le da cada vez menos importancia pero es una disciplina que te hace ganar en capacidad de observación y te ayuda a comprender mucho mejor el funcionamiento de las cosas", defiende.

Natalia Mallo trabaja en un grupo muy internacional, su jefa es israelí y el resto de investigadores y estudiantes proceden de distintos países europeos, EEUU, India y Jordania. "El año pasado, tras el referéndum sobre el Brexit, bromeábamos sobre que no quedaría nadie aquí si los extranjeros teníamos que marcharnos. Lo cierto es que hay mucha incertidumbre, pero nos sentimos muy apoyados por parte de la Universidad. La financiación y las becas también vienen de Europa y realmente quieren mantener el sistema tan multicultural que han desarrollado".

Su contrato, que expira en 2018, podría prolongarse, pero Natalia Mallo confía en regresar algún día a Galicia. Aunque en Glasgow también dice sentirse muy a gusto y destaca el carácter acogedor de sus residentes: "Es una de las grandes ciudades de Reino Unido y culturalmente es genial. La gente es muy amable, abierta, simpática y habladora. Lo que peor llevo es la falta de luz en invierno. Puede ser bastante deprimente y por eso empiezan a colocar las luces de Navidad muy pronto. ¡Y aquí lo valoras!".