Mónica Forteza, con una distrofia muscular que la obliga a utilizar silla de ruedas, puso a prueba ayer la accesibilidad de la Casa Consistorial para asistir al pleno. No pudo ni abrir la puerta y tuvo que ayudarla un policía. Después, la silla no cabía en el interior, sí a lo ancho pero no a lo largo "Debe tener un mínimo de 1,20 metros de profundidad. Esto no es un ascensor, es un montacargas", concluyó Forteza, que recibió la ayuda de los portavoces del BNG y del PP para desmontar la parte delantera de la silla para poder entrar.

La presencia de esta integrante del Grupo de Personas con Discapacidad de A Coruña (Grumico) en el pleno se debió a que el Bloque llevó una moción en la que exigía que el Concello cumpliese la ley que obliga que antes del 4 de diciembre, el próximo lunes, todos los edificios públicos estén adaptados a discapacidatos. Alternativa aceptó la propuesta de elaborar una estrategia municipal de accesibilidad universal en todos los espacios públicos (en la que dijo que ya estaban trabajando) pero rechazó crear una mesa de trabajo permanente con colectivos afectados como pedía también el Bloque. Al final se aprobó la propuesta del Ejecutivo de redactar un plan de accesibilidad.

Forteza denunció que las paradas de bus en Santa Cristina no están adaptadas. La portavoz popular recordó que en el presupuesto de 2017 se incluyó una partida para el ascensor de Lorbé y "sigue sin hacerse".